Hoy, el Comercio publicó una crónica sobre el bosque de San Roque de Cumbaza, un hermoso lugar ubicado en la región San Martín. Este bello lugar se caracteriza por sus verdes montañas, caídas de agua, biodiversidad y su población que acoge a los visitantes como uno de los suyos.
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Texto de Norka Peralta Liñán
A inicios del 2011, Carlos Maillard, abogado de profesión y corredor por pasión, llegó a San Roque de Cumbaza, en la región San Martín, y decidió que otros deportistas y amantes de la naturaleza debían conocer esta maravilla ubicada a solo 45 minutos de la ciudad de Tarapoto. Entonces, se le ocurrió que ese paraje, rodeado de montañas verdes, caídas de agua, pozas y quebradas era el escenario ideal para una carrera de montañas o trail running, como se le llama a este deporte.
La idea fue bien recibida por el Gobierno Regional de San Martín y aquel mismo año se organizó el Amazon Race Forest, la primera carrera de montañas en la ceja de selva peruana. Esta competencia, cuya segunda edición se realizó en noviembre pasado, ha permitido la puesta en valor como producto turístico de San Roque de Cumbaza, uno de los once distritos de la provincia de Lamas.
Aunque está a solo 17 km de Tarapoto, en este lugar reina la tranquilidad debido a que está rodeado de montañas, por lo que muchos limeños y extranjeros han establecido aquí su residencia, como el comunicador social Javier Quintana, cuyo objetivo es abrir un búngalo ecológico y autosostenible, o Ana Platzer, quien llegó aquí hace cinco años y ahora administra un albergue turístico y produce miel y mermeladas en el fundo ecológico Mishkiyachu.
“Estamos rodeados de naturaleza y calma, es un sitio muy seguro; puedo dejar a mis hijas jugando en el campo libremente, sin preocuparme por algo malo que les pueda pasar”, cuenta Ana.
Si uno se encuentra en Tarapoto y no dispone de mucho tiempo es aconsejable visitar San Roque en un full day. Un día le da a los amantes del trekking la oportunidad de caminar durante tres horas por un denso bosque tropical con dirección a la catarata de Torayacu, con una caída de 100 metros.
En el recorrido es posible avistar aves y mariposas, pues se trata de la zona de amortiguamiento del Área de Conservación Regional Cordillera Escalera. También se pueden apreciar ríos, quebradas y pozas, ya que San Roque se ubica en una cabecera de cuenca, por lo que juega un papel importante en la conservación del agua de la región.
ESPÍRITU ECOLÓGICO
Los pobladores también son parte del atractivo de San Roque. La mayoría ha hecho suya la idea del respeto al medio ambiente, por lo que han integrado al circuito turístico las visitas al Bosque de Conservación para la Niñez (Boni), un jardín botánico con flora de la zona, cuyo guiado está a cargo de niños.La población también ha constituido el Comité de Gestión Turística (Cogetur), que ofrece al visitante hospedaje en el corazón de la selva y cerca del río Cumbaza, así como servicio de guiado, terapias con plantas medicinales y alimentación. Ellos también tienen a cargo la vigilancia ambiental del lugar, pues son conscientes de que no hay turismo sin la selva que los rodea y les provee de lo que necesitan. No deje de probar el filete de pescado fresco, los patacones, maduros (plátanos a la parrilla), juanes, tacacho con cecina, rosquitas de yuca y ñutos.
Aunque la mayoría se dedica a la agricultura, el turismo ha empezado a ser una fuente de ingresos para sus hogares, por lo que la cultura lamista, expresada en su música, tradiciones orales y vestimenta, forma parte de los tesoros que muestran con orgullo a los visitantes.
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Fotos: El Comercio
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