¿Cómo el Perú se convirtió en pionero en la lucha contra la biopiratería a nivel mundial?

Foto: Andina

  • A veinte años de la creación de la Comisión Nacional contra la Biopiratería, conversamos con Manuel Ruiz y Andrés Valladolid, dos especialistas con amplia experiencia en la protección de nuestros recursos genéticos y propiedad intelectual.

 Por Jaime Tranca / jtranca@spda.org.pe

 

La riqueza de flora y fauna peruana es conocida a nivel mundial. Se encuentra entre los 20 países megadiversos que, en conjunto, albergan el 70 % de toda la diversidad biológica del planeta. Somos el país con mayor diversidad de mariposas, el tercer país en cantidad de anfibios y encabezamos la lista de países con mayor número de aves, mamíferos, orquídeas, entre otras especies.

También somos un país en cuyo territorio se encuentran productos que por siglos han sido parte de nuestra alimentación, como por ejemplo la papa, la maca, el tomate, la yuca, el zapallo, entre otras especies. A ello se suman las plantas medicinales y los conocimientos ancestrales que han pasado de generación en generación y sirven de referencia para casos de adaptación, cultivo, medicina, entre otros usos.

El aporte peruano al mundo en el caso de productos originarios y conocimientos tradicionales es cada día más valorado; sin embargo, existen personas y empresas que no solo extraen recursos biológicos y copian conocimientos de nuestro territorio, sino que además intentan apropiarse de estos al intentar patentarlos como si fueran suyos. A esta práctica se le llama biopiratería.

Según Manuel Ruiz, experto en recursos genéticos y propiedad intelectual, se puede decir que la biopiratería en el Perú existe desde el siglo XV, cuando empezaron los viajes de conquista desde países europeos, pero en la actualidad se trata de una actividad que atenta contra la biodiversidad reconocida de un determinado territorio, ya sea por normas nacionales o internacionales.

En nuestro país, la lucha formal contra la biopiratería es un esfuerzo que apenas tiene dos décadas, y todo comenzó cuando en el 2002 se detectó que una empresa estadounidense presentó cuatro solicitudes de patentes relacionados con la maca, un producto nativo de los Andes peruanos.

Andrés Valladolid, actual presidente de la “Comisión nacional para la protección al acceso a la diversidad biológica peruana y a los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas”, también conocida como la Comisión Nacional contra la Biopiratería (CNB), recuerda que este caso encendió las alarmas y fue el detonante para crear el “Grupo de la maca”, con el fin de afrontar este caso. Después de un trabajo donde participaron representantes de diversos sectores, el grupo llegó a la conclusión de que “se trataba de solicitudes de patentes indebidas que no cumplían con las normas nacionales e internacionales respecto al acceso de recursos genéticos y el uso de conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas”.

“A partir de este grupo es que se crea más conciencia sobre este tipo de casos, pero también se reconoce que ese no iba a ser el primero ni el último caso, lo cual motivó que se cree la Comisión Nacional contra la Biopiratería. A través de la Ley 28216 se crea dicha comisión y se establece que Indecopi la presida”, aclara Valladolid en conversación con Actualidad Ambiental.

[Ver además►Lucha contra la biopiratería en el Perú: lo destacable y lo que se puede mejorar]

Manuel Ruiz y Andrés Valladolid en la COP16 de Cali, Colombia. Imagen: Minam

La Ley 28216, promulgada en mayo de 2004, es la norma encargada de proteger el acceso a la diversidad biológica peruana y los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas. Como señala Valladolid, también encargó el establecimiento de la mencionada comisión, la cual estaba integrada por representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior, además de la Comisión Nacional del Ambiente (CONAM), así como de institutos de investigación, universidades, sociedad civil y de pueblos indígenas.

A la fecha, en dos décadas de trabajo, esta comisión ha identificado 424 casos de biopiratería en el sistema de patentes. “Estos se han presentado en 41 oficinas de patentes, y también hay algunos casos en el Sistema PCT, que no es una oficina sino un mecanismo que facilita la presentación de solicitudes de patentes. Son 54 especies involucradas en esos casos de biopiratería, en donde la sangre de grado es el recurso que presenta más casos con 87, seguido por la maca con 50, el anacardium occidentale con 49, el cacao con 21, entre otros. De los 424 casos, 170 se han resuelto favorablemente”, detalla Valladolid.

Pioneros en lucha contra la biopiratería

Para Manuel Ruiz, es importante reconocer el trabajo que ha desarrollado la CNB, y también destacar que su creación no siguió un modelo específico porque no existía algo similar a nivel internacional. “El Perú fue pionero en proponer este tipo de institución para prevenir y enfrentar casos de biopiratería. La comisión marca un hito porque no existe nada similar ni antes, ni hasta el momento”, puntualiza.

El experto en recursos genéticos también resalta que la CNB, desde el 2004, ha mantenido la mística y filosofía, a pesar del tiempo y de los diversos especialistas que la han conformado. “La comisión ha logrado conjugar la experiencia de trabajo entre el Estado, la sociedad civil, universidades, centros de investigación y organizaciones indígenas. Es una experiencia muy fluida, y eso no es tan frecuente encontrarlo, mucho menos en estos tiempos. Creo que ahí hay una lección que puede dar a otros grupos o iniciativas que se conforman para otros temas”, puntualiza.

Fotos: SPDA

Retos pendientes

Para que la lucha contra la biopiratería sea una constante en nuestro país, Andrés Valladolid señala que tenemos retos pendientes. En primer lugar, explica, se debe “ampliar el rango de especies a monitorear, pero eso depende de la capacidad de monitoreo, lo cual está relacionado directamente al personal con el que se cuenta y a la facilidad de poder tener herramientas tecnológicas para el monitoreo y búsqueda”.

Asimismo, indica que “en términos más políticos o de incidencia púbica, está el tema de aprovechar mejor el Protocolo de Nagoya, por ejemplo, y la debida implementación del Tratado Internacional de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) sobre los recursos genéticos y conocimientos tradicionales”.

Por su parte, Manuel Ruiz considera importante “adaptar la comisión a nuevas formas de biopiratería, a partir de nuevas tecnologías, nuevos avances en la ciencia, y pasar también del control y monitoreo a plantear propuestas de cambio en la legislación tanto nacional como internacional. Es necesario la participación para visibilizar las experiencias y los casos para así poder fundamentar las propuestas de políticas”.

Próxima publicación

Durante la conferencia mundial más importante sobre diversidad biológica (COP16) realizada en Cali, Colombia, ambos especialistas expusieron sobre la importancia de abordar el tema de la biopiratería a nivel internacional, pero también destacaron el trabajo que ha realizado la CNB en las últimas dos décadas.

Esta experiencia está registrada en «Pasado, presente y futuro de la Comisión Nacional contra la Biopiratería del Perú: 20 años de experiencias y buenas prácticas», una publicación que será presentada el próximo 7 de noviembre.

 



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