COP 16: cómo destrabar Cancún
martes 7 de diciembre, 2010
Alain Muñoz (Eco Com y Miembro de la Plataforma Climática Latinoamericana) escribe sobre la participación, debate y compromiso que deben tener los asistentes de la XVI Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático para llegar a una acuerdo concreto en bien del medioambiente.
Hay cinco puntos que podrían destrabar las negociaciones mundiales de cambio climático, pero no existen condiciones nacionales en los países más influyentes para cumplirlos. Además, la sociedad también es altamente responsable, afirma un especialista, que repasa las opciones hacia las que pueden orientarse las conversaciones.
Para lograr un acuerdo climático se necesita cinco condiciones que deben darse simultáneamente, según Gerardo Honty, analista de información con amplia experiencia en las negociaciones mundiales sobre el cambio climático.
La primera es que los países desarrollados asuman mayores compromisos de los que han aceptado hasta ahora, en cuanto a sus emisiones. La segunda condición es mayor aporte de recursos económicos. La tercera es que los países en desarrollo acepten algún tipo de compromiso, lo que han rechazado hasta ahora.
La cuarta es que haya una diferenciación entre los países en cuanto a montos que aportar, y a emisiones que reducir; mientras que la quinta es que todo lo anterior sea medible y demostrable, en forma transparente, para crear un clima de confianza internacional.
“Todos deben ceder algo para que se den, al mismo tiempo, las cinco condiciones; pero no veo las condiciones políticas, en su marco interno”, afirma Honty, al explicar la situación desfavorable, en las situaciones políticas nacionales, de los países con mayor incidencia para lograr un acuerdo.
“Los congresos de Estados Unidos, Canadá, y Japón, han rechazado leyes climáticas, presentadas por sus gobiernos este año”, explica Honty. Esa sería la causa por la que no pueden comprometerse internacionalmente: no serían respaldados en sus naciones.
Otros países que influyen mucho en las negociaciones son los más críticos, como China, los países árabes y del ALBA. Tienen posiciones muy duras desde hace tiempo, y políticamente se sienten obligados a mantenerlas, ante su población, explicó.
Considera que los gobiernos tienen su cuota parte de responsabilidad, pero la población tampoco presionó. “El congreso de Estados Unidos no va a votar a favor, porque los republicanos ganaron, debido a que no tienen en su agenda el cambio climático. Es a los ciudadanos a los que no les interesa”, puntualizó.
“Ese es el problema más grande”, afirma Honty al presentar una comparación: “¿Alguien ganaría una elección proponiendo ´explotar a los niños´?” No las ganaría, porque la sociedad lo condena, cree que no debería existir la explotación infantil. Se ha convertido en un valor social, al que hay que proteger.
No ha sucedido lo mismo con el cambio climático. No hay un valor en la protección de la naturaleza. Si alguien se hace rico explotando niños, todos nos indignaríamos, e impediríamos que continúe. “Pero no sucede lo mismo con la naturaleza, y las negociaciones reflejan eso. El movimiento ambientalista ha fracasado con eso, no ha logrado que haga carne en la ciudadanía”, enfatizó.
Lo más probable es que no haya acuerdo en Cancún, porque no hay nada nuevo en los grupos de negociación, de los que al menos hay treinta, pues cada capítulo tiene uno, correspondiente a dos textos: el del Protocolo de Kyoto, por un lado; y el de la Cooperación a Largo Plazo, por otro. Se han escuchado las viejas discusiones conocidas, que tienen trabadas las negociaciones desde hace cinco años atrás.
Sin embargo, para el especialista, no todo está perdido si no hay acuerdo. Hay políticas nacionales lanzadas que no volverán atrás, como planes energéticos por ejemplo. Otra opción es que se acuerde una extensión del protocolo de Kyoto, por dos o tres años más, dado que vence en el 2012.
Sin embargo, para entrar en vigor inmediatamente después, además de acordarse en una cumbre, debe ser ratificado por los congresos de todos los países, para luego desarrollar la reglamentación del mismo. El proceso dura varios años, como lo demostró el hecho que el Protocolo de Kyoto fue acordado en 1997, pero entró en vigor en el 2005.
Honty también considera que el segmento de alto nivel, como se denomina a la fase ministerial y de jefes de Estado, al no tener un texto acordado para firmar, encuadre la negociación futura, dando un mandato para que los grupos de negociación trabajen el próximo año, generando condiciones más favorables a un acuerdo, en la cumbre de Sudáfrica.
El abanico de opciones se completa con un acuerdo, que incluya compromisos diferenciados de todos los países, en contraposición al Protocolo de Kyoto, donde los países desarrollados asumieron compromisos, pero no las naciones en desarrollo.
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