Chile: humedales son cruciales para diversas especies y la economía de las poblaciones
- Recuperación de una laguna en el país del sur resalta la importancia de los humedales para el planeta, y el trabajo que se desarrolla para la conservación de estos ecosistemas.
martes
11 de febrero, 2025
Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), a nivel mundial existen más de 1200 millones de hectáreas de humedales con vegetación, un área más grande que Canadá, el segundo país más extenso del mundo. Estos ecosistemas—que incluyen pantanos, turberas y marismas— son un refugio para la vida silvestre que, además de filtrar contaminantes y almacenar carbono, ayudan a mitigar el calentamiento global.
Pese a su importancia, entre los años 1700 y 2000, el planeta perdió el 85 % de sus humedales, muchos de ellos drenados para dar paso a ciudades y campos de cultivo, y la costa de Chile, encajada entre el océano Pacífico y el desierto de Atacama, es un claro ejemplo de esta tendencia.
Alrededor del 85 % de la población de Chile vive en esta estrecha franja de tierra y, a medida que las ciudades crecieron, los humedales fueron invadidos y fragmentados. A ello se sumó la contaminación agrícola que llegó a los cuerpos de agua, lo que provocó la proliferación de algas tóxicas. La deforestación eliminó la capa vegetal, acelerando la desertificación y el arrastre de sedimentos hacia los ríos. El turismo masivo también afectó a la fauna local, afectando los sitios de anidación de aves y anfibios.
Sin embargo, PNUMA destaca que la mayor amenaza ha sido el cambio climático, puesto que ha provocado una disminución de las lluvias y el deterioro de los humedales.
Eso era, en parte, lo que estaba ocurriendo con la laguna Cahuil, ubicada en las afueras de Pichilemu, en Chile, una aldea de fama mundial por el surf que se asienta sobre un promontorio arenoso en el Pacífico. Robert Erath, jefe de proyectos del PNUMA explica que la disminución de las lluvias durante los meses de invierno, tradicionalmente húmedos, hizo que el nivel del agua de la laguna cayera drásticamente, cortando su conexión estacional con el océano. Esto impidió el ingreso de la sal que mantiene su carácter salobre. Con el tiempo, la laguna se redujo, las especies comenzaron a desaparecer y las algas —favorecidas por la contaminación— proliferaron. El deterioro de la laguna puso en riesgo diversas actividades económicas, desde la pesca y el turismo hasta la extracción de sal.
Hace dos años, esa realidad comenzó a cambiar gracias a un esfuerzo apoyado por el PNUMA y financiado por el Gobierno de Chile y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Ingenieros y autoridades locales diseñaron un plan para abrir un canal en el banco de arena que separaba la laguna del mar, explica Luis Araya, quien coordinó el trabajo en Cahuil bajo el marco del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Tras meses de preparación, durante una semana especialmente lluviosa, en junio de 2023, se removió una sección del banco de arena, lo que permitió que el agua salada ingresara a la laguna.
“Ayudamos a la laguna a recuperar su dinámica natural a través de esta intervención y lo hicimos de una manera sustentable”, afirmó Luis Araya. “Esperamos que el humedal pueda seguir funcionando de manera natural por muchos años más”.
El regreso del agua salada ha restablecido los niveles de salinidad de la laguna y ha controlado la proliferación de algas. Los habitantes afirman que, desde entonces, el turismo ha repuntado, al igual que la pesca.
Parte del objetivo del proyecto ha sido salvar los humedales combinando la conservación con el desarrollo económico, un proceso conocido como gestión sostenible del territorio.
“La conservación no puede existir aislada”, dice Erath, del PNUMA. “La realidad es que las personas en países en desarrollo, como Chile, a menudo dependen de los recursos naturales para su supervivencia. La clave para proteger ecosistemas frágiles, como los humedales, es encontrar un equilibrio entre la protección y el desarrollo económico”.
Además del trabajo en el banco de arena, los equipos instalaron puestos de observación en los bordes de la laguna para el avistamiento de aves, cercaron áreas de anidación y ayudaron a las autoridades locales a desarrollar un protocolo de conservación. Estas medidas han permitido que el turismo sea menos perjudicial para la vida silvestre y más sostenible a largo plazo.
Los cambios han impulsado la recuperación de varias especies de aves, incluido el pilpilén, una especie en peligro de extinción, señala Lucía Zapata, activista ambiental y miembro del grupo Pichilemu Animal.
“Es increíble ver cómo las especies están prosperando”, añade Zapata. “Es un modelo que puede replicarse no solo en Chile, sino en todo el mundo”.
Un cambio en la legislación
Para asegurar la conservación de estos ecosistemas, los expertos que trabajan en el proyecto han apoyado al gobierno de Chile en el desarrollo de una ley para proteger humedales en áreas pobladas. Actualmente, la normativa abarca más de 100 humedales urbanos. La laguna Cahuil ha sido designada para protección, un proceso que se espera completar a mediados de 2025.
Maisa Rojas Corradi, ministra del Medio Ambiente de Chile, explica que la ley forma parte de un esfuerzo gubernamental más amplio para proteger y restaurar ecosistemas frágiles en conjunto con las comunidades locales.
“El tema de la gobernanza es crucial”, afirma la ministra Maisa Rojas. “La experiencia de cómo gobernar y tomar decisiones en torno a los ecosistemas es tremendamente valiosa, porque esperamos que pueda replicarse en otros ecosistemas que necesitan revertir su degradación para abordar la crisis de pérdida de biodiversidad”.
A fecha de 2023, el proyecto ha ayudado a 60 municipios y 15 regiones a restaurar más de 11 mil hectáreas de humedales. Este trabajo está estrechamente vinculado al Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, un histórico acuerdo de 2022 diseñado para detener y revertir la pérdida de la naturaleza. El pacto incluye objetivos para la conservación y restauración de paisajes como los humedales, así como el compromiso de los países de “mejorar” la contribución de la naturaleza al bienestar humano.
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