* El Perú es el único país que protege legalmente sus rompientes y gracias al esfuerzo de centenares de personas, tiene ya 24 olas protegidas.
Escribe: Pamela Loli / Conservamos por Naturaleza de la SPDA
Frente al antiguo campamento petrolero de Talara, en Piura, está Lobitos. Esta playa recibe su nombre porque los antiguos pescadores de esta zona compartían la ardua labor de capturar peces, con los numerosos lobos de mar. Además, es conocida por los torneos de surf que alberga, y hoy tiene a las olas Lobitos, Baterías y Piscina, protegidas por ley.
¿Qué significa esto? Que estas olas ya no podrán ser afectadas por ningún tipo de construcción u otra alteración que cambie su curso. Estos más de 400 mil metros cuadrados de mar y playa piurana son privilegiados por sus condiciones naturales –que pocas playas tienen–, pues cuenta con un tubo perfecto y la dirección de viento adecuada que hacen que se puedan practicar la tabla, el windsurf y el kitesurf.
Así, no solo se protege al recurso de los deportistas del mar, sino también se cuida el patrimonio de nuestra costa y se puede mirar con un panorama más amplio, el desarrollo turístico. Según el Mincetur, más de 150 mil personas corren olas en nuestro país, cifra que sigue en aumento.
Primeros en cuidar olas
Los antiguos peruanos cabalgaban sobre las olas norteñas, en embarcaciones de totora. Aunque hoy ya no usen totora, hombres y mujeres siguen intentando domar las rompientes de nuestro litoral. Sin embargo, existen problemas que nuestros antepasados no tenían. Ahora se construyen pistas que cambian totalmente las playas, como pasó con La Herradura, en la Costa Verde; muelles sin planificación, que cortan olas y casi hace desaparecer a la mítica rompiente de Cabo Blanco. Se destruye sin tomar en cuenta la riqueza natural del espacio.
Ante esta situación, diversos esfuerzos sumaron y en el 2013 el Perú se convirtió en el primer país del mundo con un sistema legal para la protección de sus olas. Para esto, se les inscribe en el Registro Nacional de Rompientes (Renaro). Por cada ola propuesta para la protección, se debe presentar un expediente técnico, hecho por un especialista, a la Dirección de Capitanías (Dicapi). Para elaborar este documento, se necesita de una fuerte inversión.
Así nace, en el 2015, HAZla por tu Ola, una campaña impulsada por Conservamos por Naturaleza, de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), y la Federación Nacional de Tabla (Fenta). Con esta plataforma se promueve la donación de fondos y talentos por parte de ciudadanos y empresas, para que se pueda seguir conservando nuestras olas.
A la fecha, con Lobitos, ya son 24 olas protegidas legalmente en nuestro país y que están en Lima, La Libertad y Piura. Por ejemplo, la emblemática ola de Cabo Blanco, donde Ernest Heminwgay pescaba, ya está siendo protegida gracias a HAZla por tu Ola.
Carolina Butrich, coordinadora de la campaña, ha llevado la experiencia peruana de HAZla hasta Chile, donde ya piensan en replicarla. “Aún quedan muchas rompientes por proteger, estamos recaudando fondos para las de San Bartolo”, dice e invita a que más peruanos se sumen a través de www.hazlaportuola.pe
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