El abogado Augusto Rey cuenta con varios años de experiencia en temas municipales. Desde el 2015 es regidor de la Municipalidad de Lima y participó en la gestión de Susana Villarán. A partir de esa experiencia evalúa la necesidad de que contemos con una ley que proteja y gestione los espacios públicos en el Perú. En conversación con Alerta Ambiental Legislativa indicó que la privatización de los espacios públicos es “el mayor riesgo que tenemos por delante. Si dejamos las cosas como están, poco a poco los espacios públicos irán desapareciendo”. 

¿Por qué considera que debería implementarse una ley de espacios públicos en el Perú? ¿No bastan las ordenanzas municipales o la ley que regula a las municipalidades?

Estoy convencido de la necesidad de una ley para la protección y gestión de los espacios públicos. Las normas vigentes son totalmente insuficientes. Por un lado, la Ley Orgánica de Municipalidades no hace ninguna referencia a los espacios públicos y, por el otro, los municipios requieren de una ley de alcance nacional que establezca parámetros generales que todas las ordenanzas deben observar. Una ley de espacios públicos se vuelve más urgente todavía si consideramos que el Perú no cuenta con políticas urbanas y menos con criterios estables para el aprovechamiento debido de los espacios públicos. En este momento no existe protección.

Las propuestas municipales tienen un problema con la continuidad: una gestión puede anular, omitir o hasta ir en contra de las disposiciones de la gestión anterior, interrumpiéndose una mirada conjunta y sostenida en el tiempo de lo que se quiere para Lima. ¿Una ley de espacios públicos podría asegurar esa continuidad al menos para ese tema?

Los municipios no solo han demostrado estar a mereced de los cambios de criterio que llegan con cada nuevo alcalde, sino que por su debilidad institucional los Gobiernos locales no cuentan con la capacidad suficiente para hacer frente a los intereses privados que presionan para rentabilizar cada metro cuadrado de suelo libre. Así es como se han venido privatizando muchas de las áreas públicas de las ciudades. En ese sentido, los municipios necesitan un marco general al que puedan acudir para la protección de parques, plazas, playas, lagos, ríos etc. La ley de espacios públicos debe servir como marco general a ser observado y cumplido por todos los municipios del país.

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¿Por qué es importante preservar los espacios públicos?

Las ciudades se han desarrollado para la convivencia e interacción de los seres humanos, y los espacios públicos son por excelencia los lugares donde estas funciones se pueden realizar con mayor libertad sin importar la condición de cada ciudadano. Los espacios públicos son en esencia libres y democráticos. Son áreas en las que la gente puede encontrarse, divertirse, descansar, protestar y reconocerse como miembro de una comunidad más grande. Seguir perdiendo espacios públicos significaría eliminar todas esas posibilidades. Además, en un escenario en el que las familias viven en casas o departamentos cada vez más pequeños, los espacios públicos se vuelven casi la única posibilidad para el ocio, el juego y encuentro. Por todo, los espacios públicos son, finalmente, un derecho.

¿Qué ejemplo de espacio público usaría como caso emblemático para dar a conocer el tema a una persona que no ha seguido el tema de cerca?

Un espacio público por excelencia es la Costa Verde en Lima porque permite contacto real con la naturaleza, su uso es gratuito, es accesible para todos, puede ser utilizada de infinitas formas y está abierto todo el año. Por eso, resulta un buen ejemplo para evidenciar cómo la reducción del área pública de playa o mar puede afectar directamente la calidad de vida de los cientos de familias de todo Lima que usan la Costa Verde durante todo el año, principalmente en verano.

¿Cuáles son las principales amenazas que enfrentan los espacios públicos actualmente, considerando el marco legal vigente?

Existe un espíritu en el país orientado a la desregulación, donde el Estado debe someterse a lo que mande el mercado y la inversión privada. Bajo una lógica trasnochada de eficiencia, se busca someter lo público al mejor postor. Con ese discurso se terminan concesionando con mucha facilidad áreas públicas porque “están en desuso” o pueden “traer inversión”, convirtiendo así áreas públicas en lugares de consumo o que exigen un pago para poder ingresar, dejando fuera de juego a quienes no tengan riqueza económica. Eso hace que la privatización de los espacios públicos sea el mayor riesgo que tenemos por delante. Si dejamos las cosas como están, poco a poco los espacios públicos irán desapareciendo.

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