La capital peruana, que el próximo 18 de enero cumplirá 484 años de fundación, se caracteriza no solo por poseer el mayor número de habitantes del país, sino también porque es la ciudad más contaminada y la que tiene un déficit de áreas verdes. Según la Organización Mundial de la Salud, Lima debería tener 9 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, pero solo tiene 3.
Pese a estas cifras en contra, Lima aún posee ecosistemas como lomas, humedales, playas rocosas, islas, parques, jardines y campos de cultivo donde se pueden observar aves de diversas especies.
Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), la ciudad capital alberga una variedad de aves conformada por cerca de 100 especies de aves típicas de la costa peruana que son fácilmente visibles. A este número se suman las especies introducidas accidental o deliberadamente. “En un solo árbol de algún parque de la ciudad es posible encontrar y escuchar el canto de hasta cinco especies”, afirma el organismo.
“Una de las aves más comunes que forman parte del paisaje limeño son los gallinazos de cabeza negra (Coragyps atratus), ave carroñera que mucho antes de la fundación de la ciudad, cumple el rol de limpiar las acequias, ríos, campos y playas de animales muertos. Existe la idea que en el escudo de Lima estaría presente esta ave, pero se trata de una especie de águila europea que fue símbolo de los reyes católicos”, aclaró Serfor.
Otras de las aves emblemáticas que pueden ser vistas en Lima son las cuculíes (Zenaida meloda), cuyo canto es característico al amanecer y atardecer; también están los coloridos machos del turtupilín (Pyrocephalus rubinus), habitantes comunes en los parques; el saltapalito (Volatinia jacarina), pequeña ave, cuyos ejemplares machos tienen vistoso plumaje negro azulado y realizan un volantín en el aire para atraer a su pareja.
Otras aves son los tordos negros (Dives warczewiczi) con su melodioso canto; la golondrina azul y blanca (Pygochelidon cyanoleuca peruviana), llamada también Santa Rosita por su color blanco y azul oscuro que parece un hábito religioso. Entre las especies introducidas están la cotorra de frente escarlata (Psittacara wagleri) y el loro de cabeza roja (Aratinga erythrogenys) que se desplazan en bandadas, alimentándose de frutos y semillas en palmeras y árboles de la ciudad
Entre los colibríes, el más común es la amazilia costeña (Amazilia amazilia) y el más admirado es el colibrí de cora (Thaumastura cora). En las afueras de la ciudad, todavía pueden ser vistas la lechuza de los arenales (Athene cunicularia), de hábitos nocturnos que se alimentan de pequeños roedores e insectos; al igual que los huerequeques (Burhinus superciliaris), aves de patas largas y de característicos ojos amarillos que corren en las pocas zonas descampadas que rodean la ciudad.
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