- Su extensión de 2 510 694.41 hectáreas equivale a casi al área del departamento de La Libertad.
Abarca territorios de Madre de Dios y Ucayali, posee una importante muestra de flora y fauna, resguarda zonas donde habitan pueblos indígenas en aislamiento voluntario, y es el área natural protegida más extensa del país. Nos referimos al Parque Nacional Alto Purús (PNAP) que el 20 de noviembre cumplirá 15 años de establecimiento.
Esta ANP nació a través del Decreto Supremo 040-2004-AG, con el objetivo de conservar una muestra representativa del bosque húmedo tropical, las especies de flora y fauna endémicas y amenazadas, así como proteger zonas habitadas por indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI), y desarrollar trabajos de investigación, educación y turismo.
El PNAP se ubica en los distritos de Iñapari y Tambopata de las provincias de Tahuamanu y Tambopata respectivamente (Madre de Dios), y el distrito de Purús, provincia de Purús, (Ucayali). Según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, su extensión es de 2 510 694.41 hectáreas (equivalente casi al área del departamento de La Libertad).
Flora y fauna
Entre las especies más representativas del lugar figuran el lobo de río (Pteronura brasiliensis), la charapa (Podocnemis expansa), el águila arpía (Harpia harpyja) y el guacamayo verde cabeza celeste (Primolius couloni), otorongo (Panthera onca), el puma (Puma concolor), el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), el perro de orejas cortas (Atelocynus microtis), el perro de monte (Speothos venaticus), el bufeo negro (Sotalia fluviatilis) y el delfín rosado (Inia geoffrensis). En cuanto a primates, se encuentran el tití emperador o tamarino bigotudo (Saguinus imperator), el maquisapa negro (Ateles paniscus), el tocón cobrizo (Callicebus cupreus), el leoncito (Cebuella pygmaea), el machín blanco (Cebus albifrons) y roedores como la pacarana (Dinomys branickii).
En el caso de las aves, el PNAP registra la presencia de cerca de 520 especies, dentro de las cuales destacan las grandes águilas, los guacamayos (Primolius couloni), el cóndor de la selva (Sarcoramphus papa), el jabirú (Jabiru mycteria) y el guacamayo verde vientre rojo (Ara manilata).
Respecto a flora, se encuentran la caoba (Swietenia macrophylla), el cedro (Cedrela odorata) y numerosas especies de importancia para la industria, medicina y la alimentación. Según el Sernanp, se ha registrado la presencia de más de 2500 especies y se estima que habría muchas más.
[Mira además el especial: Purús, desarrollo sostenible]
Investigación y turismo
Además de atraer a investigadores de todo el mundo, en el PNAP se puede realizar actividades relacionadas al turismo, pero fuera del parea protegida. Por ejemplo, se puede realiza el turismo cultural en las comunidades del río Curanja, practicar la pesca deportiva de bagres en el río Purús, así como observar aves y otros animales. Asimismo, en el río Novia, se puede visitar colpas de guacamayos y loros, o se puede apreciar en diversas comunidades el manejo comunal de quelonios acuáticos (tortugas) y paiches. Finalmente, se pueden conocer las diversas danzas de los pueblos indígenas locales y adquirir artesanías.
Amenazas
Las amenazas al PNAP están relacionadas con actividades ilegales como la tala y minería ilegales, que ponen en riesgo no solo a la biodiversidad del lugar, sino también los territorios de los PIACI.
Otra de las amenazas son los proyectos de infraestructura que en los últimos años se han propuesto desde el Congreso de la República. Nos referimos a la construcción de carreteras que atravesarían el área protegida, las cuales son impulsadas por normas como la Ley 30723, el cual promueve la construcción de carreteras en zonas de fronteras. La ley fue promulgada en enero de 2018 pese a la oposición y advertencia de organizaciones ambientales, indígenas y de organismos como el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el Ministerio del Ambiente (Minam) y el Ministerio de Cultura (Mincul). A pesar de estos antecedentes y el reclamo de organizaciones indígenas como la Asociación Interétnica de la Selva Peruana (Aidesep) y la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), la norma no ha sido derogada.
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