Alimentación y cambio climático: ¿es posible una dieta más saludable mientras cuidamos el planeta?
- La producción y consumo de alimentos generan más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero cambiar nuestra dieta y reducir el desperdicio puede marcar la diferencia.
jueves
6 de marzo, 2025

Foto: CNN
Los alimentos atraviesan diferentes etapas en su ciclo de vida: producción, procesamiento, transporte, distribución, preparación, consumo y, a veces, eliminación. En este proceso se producen gases de efecto invernadero (GEI), responsables del cambio climático. Según un estudio, más de un tercio de las emisiones de GEI de origen humano está vinculado a la producción y gestión de alimentos.
La mayoría de las emisiones de GEI relacionadas con los alimentos provienen del uso del suelo y la agricultura. Según Naciones Unidas (ONU), estas incluyen el metano proveniente del proceso digestivo del ganado bovino, el óxido nitroso proveniente del uso de fertilizantes, el dióxido de carbono causado por la tala de bosques para la expansión agrícola, y otras emisiones en agricultura causadas por el aprovechamiento del estiércol, el cultivo de arroz, la quema de residuos de cultivos y el uso de combustibles.
Una parte más pequeña de emisiones proviene de la refrigeración y transporte de alimentos, de los procesos industriales como los destinados a la producción de papel y aluminio para envasado, y la gestión de residuos.
¿Qué alimentos producen mayores emisiones?
El impacto climático de los alimentos se mide a través de la intensidad de las emisiones de GEI. Su intensidad se expresa en kilogramos de “equivalentes de dióxido de carbono”, una unidad que abarca no solo el CO₂, sino también otros GEI. Se calcula por cada kilogramo de alimento, por gramo de proteína o por caloría.
Por ello, los alimentos de origen animal, especialmente las carnes rojas, los productos lácteos y los crustáceos de piscifactoría, son los que producen mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
Según Naciones Unidas, esto se debe a distintos factores:
- La producción de carne requiere extensos pastizales que se crean normalmente mediante la tala de árboles, lo que libera el dióxido de carbono almacenado en sus bosques.
- El ganado bovino y ovino emiten metano cuando digieren hierba y plantas de las que se alimenta. Este gas de efecto invernadero es mucho más potente que el dióxido de carbono.
- Los residuos del ganado en los prados, así como los fertilizantes usados en los cultivos, emiten óxido nitroso, otro poderoso gas de efecto invernadero.
- Las piscifactorías de crustáceos suelen ubicarse en zonas costeras donde antes existían manglares, ecosistemas clave para la captura y almacenamiento de carbono. La principal fuente de emisiones de carbono en estas piscifactorías proviene de la destrucción de los manglares, ya que al ser talados, liberan a la atmósfera el carbono acumulado en sus suelos y vegetación.
Por otro lado, los alimentos de origen vegetal, como las frutas y verduras, guisantes, cereales, nueces y lentejas, suelen usar menos energía, terreno y agua, y tienen una menor intensidad de gases de efecto invernadero comparado con los de origen animal.

Imagen: Naciones Unidas

Imagen: Naciones Unidas

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¿Cómo se puede reducir las emisiones de los alimentos?
Un cambio a una dieta con más proteínas vegetales (alverjas, garbanzos, lentejas, nueces y cereales), con una reducción de alimentos de origen animal (carnes y lácteos) y menos grasas saturadas (mantequilla, leche, queso, carnes, aceite de coco o de palma), puede generar una significativa reducción de las emisiones de efecto invernadero.
Además, existen otras fuentes de proteínas alternativas, como los sustitutos de la carne, los lácteos de origen vegetal, las proteínas derivadas de insectos y la carne cultivada en laboratorio, que están atrayendo cada vez más inversión e innovación tecnológica.
Sin embargo, la producción animal sigue siendo una fuente clave de alimento y sustento para muchas comunidades rurales en todo el mundo. Entonces, ¿cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sin afectar estos medios de vida? La ONU recomienda:
- Mejorar la alimentación del ganado con piensos (alimentos secos) optimizados para reducir la producción de metano durante la digestión y la descomposición del estiércol.
- Reducir el tamaño del rebaño, manteniendo menos animales, pero con mayor productividad.
- Aplicar mejores prácticas agrícolas, como el uso de fertilizantes más eficientes y la rotación de pastos para conservar suelos saludables que capturen carbono.
- Restaurar tierras degradadas para mejorar su capacidad de almacenamiento de carbono y reducir la presión sobre nuevos terrenos.
Casi 1000 millones de toneladas de alimentos (un 17 % de todos los alimentos disponibles) acaban en la basura cada año. La producción, su transporte y su deterioro contribuyen a más del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. De hecho, si los desechos de alimentos se produjeran en un solo país, este sería el tercer país con más emisiones mundialmente. Por ello, una respuesta clave es la reducción de estos desechos.
Como ciudadanos, ¿qué podemos hacer?
La ONU sugiere una serie de cuatro recomendaciones:
- Consumir comidas más saludables
Adoptar una dieta más equilibrada, más rica en verduras y frutas, favorecerá a obtener energía y nutrientes necesarios de diferentes grupos de alimentos, mientras que se reduce el impacto ambiental.
Si bien la carne y los lácteos son fuentes importantes de micronutrientes y proteínas, especialmente en países con bajos ingresos donde las dietas son menos variadas, en países con mayores recursos, una alimentación basada en más frutas y verduras mejoraría la salud y reduciría notablemente el impacto ambiental.
- Reducir la cantidad de nuestros desechos de alimentos
Cuando nos deshacemos de alimentos, también estamos desperdiciando la energía, el terreno, el agua y los fertilizantes usados para producirlos, envasarlos y transportarlos.
Comprar solo lo que necesite y gastar todo lo que compre. Y si necesita deshacerse de sus alimentos, utilizarlos como compostaje puede llegar a reducir la cantidad de metano y CO2 emitidos por los residuos orgánicos.
- Optar por recetas sostenibles
La ONU recomienda seguir las recetas elaboradas por chefs de prestigio, que incluyen platos como omelettes, feijoada, sopas como Red Chorba, entre otros.
- Hacer la compra con bolsas reutilizables
La producción, el uso y eliminación de plásticos contribuyen a agravar el cambio climático. Por ello, se debe utilizar su propia bolsa reutilizable para reducir la cantidad de desechos plásticos en el mundo.
Dato:
- Los gráficos muestran la huella de carbono de distintos alimentos y permiten compararlas de tres maneras: por kilogramo de alimento, por 100 gramos de proteína o por 1000 kilocalorías. Esto ayuda a entender qué alimentos son más eficientes en proporcionar proteínas o energía con menor impacto ambiental.
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