Agricultores familiares en la Amazonía y su importante papel en la realidad nacional  

lunes 1 de marzo, 2021

Foto: Vico Méndez / SPDA

  • Se estima que más de 123 mil familias de agricultores amazónicos podrían beneficiarse con las Cesiones en Uso para Sistemas Agroforestales, lo que representaría el manejo forestal sostenible de 1 millón de hectáreas de tierra. 

Por Luis Chacón

 

La agricultura es una de las actividades más importantes para la humanidad. En el Perú, representa en la economía interna el 6% del Producto Bruto Interno, es decir, 13 mil millones de dólares. Sin duda, el sector agrario juega un papel importante en la realidad nacional y dentro de este destaca la agricultura familiar, tal como indica un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

Según la Estrategia Nacional de Agricultura Familia (2015-2021) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), la agricultura familiar es “el modo de vida y de producción gestionado por una familia, y cuyos miembros son la principal fuerza laboral”. En esta se incluyen actividades como la producción agrícola y pecuaria, el manejo forestal, la industria rural, la pesca artesanal, la acuicultura y la apicultura, etc. 

Entre sus principales características sobresalen “el predominante uso de la fuerza de trabajo familiar, el acceso limitado a los recursos tierra, agua y capital, la estrategia de supervivencia de ingresos múltiples y por su heterogeneidad”, además de cumplir un rol de transmisor de cultura y otras manifestaciones en las artes, instituciones, economía y biodiversidad.  

La agricultura familiar maneja, en promedio, pequeñas extensiones de tierra y se desarrolla muy cerca al lugar de residencia de los actores. Respecto a los accesos a nuevas tierras y otros factores de producción, estos son bastante limitados. Esta puede ser de subsistencia (de autoconsumo), intermedia (venta y autoconsumo), o consolidada (autosuficiente y con acceso a mercados). También hay que destacar el importante rol de la mujer en la actividad productiva. 

Según el IV Censo Nacional Agropecuario, el 30.1% de territorio nacional es de uso agropecuario, que equivale a 38 742 465 de hectáreas y que en Unidades Agropecuarias (UA) hacen un total de 2 213 506, de las cuales la agricultura familiar representa 2 156 833, es decir un 97% del total de UA. Se calcula que a nivel mundial, “la agricultura familiar provee el 70% de los alimentos y constituye la base de la seguridad alimentaria”. 

Asimismo, se estima que en la Selva, la agricultura familiar también representa el 97% del total de UA. En cuanto a las asociaciones de productores, solo el 10% lo hace en esta región. Este último porcentaje se repite en relación con la infraestructura de riego, mientras que, en el uso de fertilizantes, la cifra es de 18%. Otros de los factores a tomar en cuenta es la contaminación del agua y el uso casi nulo de energía eléctrica y herbicidas.  

Foto: ICRAF

Agricultura familiar en la Amazonía

Según datos del Ministerio del Ambiente (Minam) recogidos por Infobosques, la Amazonía peruana comprende un área de 78.5 millones de hectáreas y abarca 376 distritos de los departamentos amazónicos y amazónicos-andinos con áreas de bosque húmedo. Esta también puede ser dividida en Yunga Fluvial (500-2300 m s.n.m.), Selva Alta (400-1000 m s.n.m.) y Selva Baja (máximo 400 m s.n.m.), donde encontramos a los productores familiares, quienes se caracterizan por el uso de mano de obra familiar, el limitado acceso a tecnologías e insumos productivos, y las formas de diversificación del ingreso, recoge el documento Diagnóstico de los productores familiares en la Amazonía Peruana.  

“Los productores familiares controlan aproximadamente 3.5 millones de hectáreas de tierras en la Amazonía, y esto corresponde casi al 50% de la superficie total sin bosque. (…) El 20% de esta superficie está ocupada por purmas”, señala el documento.

En este trabajo del Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) se destaca la heterogeneidad de los agricultores, en la cual se indica que tanto en la Selva Alta como en la Yunga Fluvial, la mitad de los productores están especializados y realizan cultivos permanentes, mientras que en la Selva Baja, la actividad agrícola está orientada a cultivos anuales y bianuales. Hay que tener en cuenta que “el cultivo dominante en los sistemas de productores familiares de la Amazonía es el café, que ocupa al menos el 40% de la superficie cultivada”. 

Dentro del grupo de agricultores familiares, se encuentran los orientados al consumo familiar, mientras que otros se enfocan en la venta a mercados locales (productos como la yuca, el plátano, el maíz, el arroz y menestras) con diversas estrategias, entre estas, la diversificación de sus parcelas con el cultivo de otros productos.  

Sobre el establecimiento de los agricultores familiares en nuevas áreas, en su mayoría se realiza por invasiones donde el bosque pasa a tener usos agrícolas productivos con un cambio no autorizado, y que forma parte de una de las causas de deforestación en el Perú, tal como señala la Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático (ENBCC) del Minam.  

“Tanto colonos como comuneros practican el sistema de tumba, roza y quema generando un mosaico de diferentes usos agropecuarios de la tierra, presentando reducida capacidad de mano de obra y escaso capital económico”, indica el informe.  

Foto: Diego Pérez / SPDA

Los retos que enfrentan

Tal como hemos mencionado, dentro de los retos que enfrentan los agricultores familiares sobresale el acceso limitado a recursos como tierra (titulación), agua y capital. Para un productor de este sector es muy complicado el “acceso a un crédito o a servicios provisionados del sector público como las empresas o proyectos de cooperación”, tal como indica ICRAF.  

A esto se le suma el nivel de acceso a la asistencia técnica y asesoría, que no alcanza ni al 10% de productores y solo el 32% de estos consideran que sus ingresos son suficientes, así como el del transporte y las negociaciones de precios con los intermediarios. No obstante, hay un factor que complica aún más la labor de la agricultura familiar: el COVID-19. 

Según un sondeo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la agricultura familiar en Latinoamérica fue afectada por problemas como la falta de implementos de protección, la mayor limitación en temas de transporte debido a las restricciones impuestas en la movilidad: no todos los choferes contaban con permisos y hubo casos de contagios.

El documento Retos para la agricultura familiar en el contexto del COVID-19 del Banco Interamericano de Desarrollo también presentó un trabajo en el que incluyó en su muestra a productores peruanos. En las conclusiones se indica que los encuestados afirmaron tener problemas con las ventas de la cosecha, así como con la mano de obra debido a la pandemia.  

En la edición 187 de la revista internacional “Sistemas agrícolas”, se incluyó el artículo “Crisis de salud y medidas de cuarentena en Perú: efectos en los medios de vida de los productores de café y papa”, en el que se estudia los impactos de la pandemia en hogares agrícolas de las regiones Junín, La Libertad, Huancavelica y San Martín. En esta última, “la participación de la producción orientada al mercado es mayor” a la orientada para autoconsumo.  

En el estudio se hallaron problemas con la mano de obra, la comercialización de los cultivos, los precios (baja en el caso de la papa), restricciones en los canales de comercialización, problemas de liquidez, incertidumbre respecto a las estimaciones de ventas, cambio en el consumo de alimentos, entre otros.  

Dentro de las sugerencias del documento, además de la inyección de liquidez y el mejoramiento de las cadenas de valor, se recomienda la asistencia técnica para cultivos nuevos y actuales, lo que permitirá a los agricultores adaptar mejor sus sistemas de producción, además de fomentar la conservación de los bosques y la productividad del café, lo que su vez “reducirá la presión sobre la deforestación cuando los agricultores pasen a cultivar cultivos para el consumo doméstico”. 

Foto: Diego Pérez / SPDA

Las CUSAF como una oportunidad 

Si consideramos que los agricultores familiares juegan un rol importante en la dinámica de los bosques amazónicos y en la seguridad alimentaria local, regional, nacional y hasta internacional, sobre todo en una coyuntura de emergencia sanitaria, lo ideal sería que estos cuenten con mejores técnicas productivas y mayores oportunidades comerciales, que les permitan darle sostenibilidad ambiental y económica a sus actividades.  

Las Cesiones en Uso para Sistemas Agroforestales (CUSAF) que, como mencionamos en un anterior reportaje, son un mecanismo legal que permite formalizar “las actividades productivas de los agricultores que ocupan tierras de dominio público con el fin de incorporarlos al sector forestal a través de la implementación de sistemas agroforestales y un manejo sostenible de dichas tierras”, para mejorar sus medios de vida y reducir la deforestación y degradación de los bosques amazónicos. 

Una iniciativa que impulsa este mecanismo es el proyecto Consorcio para la Promoción de Cesiones en Uso para Sistemas Agroforestales (AgroFor), que engloba los esfuerzos del Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI), el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), con el apoyo financiero de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosque de Noruega (NICFI). 

Hay que precisar que AgroFor no es el primer ni el único proyecto que trabaja con CUSAF. Su objetivo es que este mecanismo legal pueda implementarse de manera exitosa a través de la construcción de condiciones habilitantes (institucionales, técnicas y financieras) con base en la evidencia generada a nivel regional. 

“(AgroFor) busca lograr la institucionalidad, mejorar el procedimiento de otorgamiento para hacerlo más dinámico, más rápido y aportar en los instrumentos de gestión de los gobiernos regionales que se vienen aplicando”, señala Mario Torres, responsable del área de Planeamiento y Gestión de Recursos Naturales de la Autoridad Regional de Ambiente (ARA) del gobierno regional de San Martín, donde se potenciarán las CUSAF, al igual que en Amazonas y Loreto.  

Se estima que dentro del importante universo de familias de agricultores amazónicos, 123 mil podrían beneficiarse con las CUSAF, lo que representaría el manejo forestal sostenible de 1 millón de hectáreas de tierra.

Víctor Huamán, encargado de la Dirección de Fiscalización Forestal y de Fauna Silvestre del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor), también destaca las oportunidades que representan las CUSAF para los agricultores familiares.  

“La idea es hacer una alianza con ellos a través de estos contratos y con los beneficios para que se conviertan en aliados del Estado. Por eso es importante formalizarlos y capacitarlos con herramientas técnicas para que sus actividades sean productivas y económicamente rentables. Se necesita mucho acompañamiento. En la medida que tengamos éxito en formalizar a estas personas y lograr la implementación de las CUSAF, esto se verá reflejado en los índices de deforestación que tenemos”, precisa Huamán. 

Involucrar a los agricultores familiares al sector forestal y articular sus actividades de la mano con las autoridades forestales, sector privado y cooperantes permitirá fortalecer los derechos de uso de la tierra, mejorar la calidad de vida de los agricultores, contribuir a la seguridad alimentaria de la población peruana y al manejo forestal sostenible de los bosques amazónicos.

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