- Según los agricultores de papa, además de enfrentarse al COVID-19, tienen que luchar contra la falta de apoyo del Estado, las importaciones de este producto y el bajo precio que les pagan los intermediarios que llevan el tubérculo de la chacra a los mercados.
Por Luis Chacón
A 15 años de la creación del Día Nacional de la Papa (30 de mayo), los agricultores de papa de nuestro país conviven con un problema que va más allá de las otras complicaciones que enfrentan desde hace varios años. Nos referimos al COVID-19, pandemia a la que le hacen frente continuando con sus labores.
Tal como indica Antolín Huáscar, presidente de la Confederación Nacional Agraria (CNA), si no fuera por el trabajo de estas personas, tanto en la capital como en otras ciudades del Perú se viviría una hambruna.
“Al menos hay acceso del centro del país a Lima. Si no lo hubiera, sufriríamos de hambruna. De alguna forma están cumpliendo un rol importante los productores agrarios, hay cosecha y por eso no falta comida y hay que saludar el trabajo que hacen. La única dificultad son las restricciones por el tema de contagio, en Áncash hay quejas de compañeros porque la policía no entiende y dificulta el trabajo de las personas que se movilizan en chacras”, comenta Huáscar en conversación con Actualidad Ambiental.
El dirigente de la CNA recuerda que, precisamente, el Día Nacional de la Papa nació como parte de los reclamos de los agricultores a fin de obtener mejoras en cuanto a su trabajo, los cuales siguen pendientes pese a los años que han pasado.
“Aquí lo que se debe valorar es a los productores, por eso el 30 de mayo como Día Nacional de la Papa es producto de los paros de papa. Nuestra papa nativa se mantiene en nuestras comunidades, en medio del COVID-19. La agricultura peruana local está soportando en mercados locales y sin apoyo del Gobierno, sin ningún subsidio. Nuestros hermanos productores se enfrentan al fenómeno climático, a las plagas y otros problemas solo para que lleguen a los mercados de todo el país”, agrega Huáscar.
Eusebio Vásquez Ayala, presidente de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú (ANPE), también coincide con la postura de Huáscar y asegura que “ni en época de pandemia hay apoyo” para el sector agrícola.
“El supuesto bono del Gobierno no llega a las comunidades agricultoras, tienen necesidades y les están pagando hasta 20 céntimos el kilo de papa. El ministro dice que la alimentación está garantizada, pero el costo de traslado no se está reconociendo. No hay política de parte del Gobierno para ayudar a los productores”, precisa Vásquez.
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Importaciones de papa
Pese a su gran variedad de papas (cerca de 3 mil), Perú está muy lejos de ser una potencia en cuanto a producción de papa a nivel mundial. Se ubica en la posición 23 de los países que lideran este ranking, que tiene en la cima a China, Rusia, Polonia, Estados Unidos, India y a los cuales, incluso, les importamos este tubérculo.
“Hay una desigualdad total, marginación a los pequeños agricultores del país. El señor ministro no representa al sector agrario, sino al importador y exportador. Holanda produce más de 150 toneladas de papa y ellos pueden vender a otros países porque tienen un sistema de empaquetado, tecnología, créditos, todo con el apoyo del Gobierno. Aquí no tenemos eso, por lo que así se venda a 10 centavos el kilo en nuestro país, es más rentable para los productores de Holanda”, indica Eusebio Vásquez de la ANPE.
“En Estados Unidos se subsidia a los productores el 50% del costo de producción. Aquí no nos dan ni créditos, los agricultores se valen según sus posibilidades. Nosotros no tenemos ni siquiera un plan de desarrollo agropecuario en el país, ni regional y menos local, todo está más enfocado al desarrollo en cemento, pero en el sector alimenticio, que es fundamental como vemos ahora, está abandonado”, agrega el dirigente.
Según la Dirección de Estadística Agraria del Ministerio de Agricultura y Riego, el 2019 el Perú importó 33 080 toneladas de papas preparadas congeladas de Holanda (70.4%) y Bélgica (8 %) por el valor de US$ 27 909 000, un 1.7 % mayor que el 2018. Mientras que, en los primeros días de enero de 2020, se registró el ingreso de 43 toneladas provenientes de Estados Unidos y por un valor de US$ 59 000.
“Es un reto competir con las importaciones de países como Holanda, esto porque la gente también le gusta comprar precocidas. Es una gran competencia y en muchas comunidades las encuentras papas nativas a menos de 50 céntimos el kilo, mientras que en Lima ya le suben los precios hasta a 2 soles. En el camino al final los que siempre ganan son los intermediarios”, precisa Antolín Huáscar.
Para Miguel Ordinola, asesor del Centro Internacional de la Papa (CIP), este no es un problema debido a la diferencia que existe entre la papa que se produce para consumo interno y la que se exporta en la región y la que ingresa al país.
“Nosotros producimos 5.3 millones de toneladas y lo que se importa casi 35 mil toneladas. Si saca la proporción es menos del 1%. Si lo comparamos con la papa que va al sector de pollerías, por ejemplo, es un segmento del mercado donde van 30 mil toneladas y es un porcentaje pequeño”, comenta Ordinola.
No obstante, el experto del CIP coincide en la diferencia que existe en cuanto al funcionamiento del sector de papa en otros países comparado a la realidad que enfrentan nuestros productores.
“Uno ve cómo funcionan los sectores de papa en otros países. En Estados Unidos defienden y trabajan por promover el sector de la papa, igual hay en Bélgica, en Canadá y no tan lejos, en Colombia. Hay un tema de darle mayor poder de negociación a varios sectores (agricultores y productores) dentro del mercado y que debería promoverse más acá”, indica Miguel Ordinola.
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Bajas ganancias
Según el Ministerio de Agricultura, el mercado mayorista de Lima recibe el 30% de las papas del país. Dependiendo el tipo de esta, un kilo puede ser vendido hasta en 2 soles y por el que se pagó menos de 50 céntimos al productor.
“Un productor no vende su producto, los que ganan son los intermediarios (transportistas y mayoristas). No valoramos a los trabajadores peruanos. Los que también ganan más plata son los vendedores de fertilizantes para la tierra. El Estado no apoya y al culminar una reunión con la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) hemos llegado a la conclusión que si mañana desaparece el Ministerio de Agricultura, no pasa nada. No trabaja con los productores agrarios”, comenta Antolín Huáscar.
Posibles soluciones
Ante esta realidad, Eusebio Vásquez Ayala, presidente de ANPE, planteó una propuesta al Ejecutivo para que los pequeños agricultores reciban un bono agrario, mientras que los productores intermedios y consolidados accedan a un crédito, propuesta que fue desestimada por el Estado, por lo que se planea tener un apoyo del Poder Legislativo.
“Planteamos que al 80% de productores se les otorgue un bono agrario y que para los otros grupos se les dé un crédito con un interés de 3 a 5%. Esta propuesta no le interesó al Gobierno que hace poco sacó un decreto supremo para destinar 250 millones de soles a los agricultores, pero con condiciones que son una burla para este sector. Por ello estamos coordinando con el Congreso que si el Ejecutivo no quiere apoyar al sector agrario, habría que sacar algunas normas que nos puedan favorecer”, indica Vásquez.
El presidente de la CNA, Antolín Huáscar, también propone algunas soluciones a corto plazo y que le darían un mayor significado al trabajo del agricultor y a la fecha que recuerda la importancia de este tubérculo.
“Deben sacar ordenanzas municipales y ordenanzas regionales para facilitar a nuestros hermanos agricultores, para traer de la chacra al mercado y de ahí a los hogares. Ahí tiene que estar el trabajo del Estado. En algún momento la papa solucionó el hambre mundial, por lo que es importante recordar el Día Nacional de la Papa en el país y a quienes la trabajan”, sentenció Huáscar.
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