Afectados por el derrame de Repsol aún exigen que el Estado atienda sus demandas

Foto: UPA

  • Vecinos de Santa Rosa exigen que el Gobierno se haga presente como los primeros días del desastre. Mientras tanto, continúa el rescate de fauna, a pesar de que especialistas tampoco reciben apoyo del Estado o Repsol.

 Escribe Guillermo Reaño

 

El pasado lunes 6 de junio, ciento cuarenta y dos días después de ocurrido el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, el ministro del Ambiente, Modesto Montoya, convocó a la prensa en general para informar sobre los avances y resultados de las acciones que ha venido ejecutando el Gobierno para enfrentar la crisis.

Minutos antes de iniciarse la esperada reunión, la oficina de comunicaciones del ministerio emitió un apurado comunicado suspendiendo el encuentro con los medios de comunicación debido a que el Consejo de Ministros había convocado de emergencia “a todos los sectores y organismos que ven la problemática del derrame de petróleo de Repsol”.

Las cosas no parecen estar muy claras en el Ejecutivo en este tema tan sensible como el derrame de 11 900 barriles de petróleo ocurrido el 15 de enero, que -según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA)- afectó 1 800 490 metros cuadrados de suelo y 7 139 571 m2 de mar.

Tres días antes de la frustrada conferencia de prensa anunciada por el ministro Montoya, el Gobierno había ampliado por noventa días más el estado de emergencia en el área afectada, lo que no impidió, como lo informó Actualidad Ambiental, que el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) dispusiera el mismo día 6 de junio la reapertura de las áreas de producción de las playas de Ancón, Isla  Grande y La Isleta para la extracción y cosecha de moluscos tras descartarse la presencia de restos de hidrocarburos en dicha zona.

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Especialistas de UPA pidieron apoyo a Repsol para continuar con las labores de rescate de fauna. Sin embargo, la empresa no les ha respondido. Foto: UPA

Los vecinos del balneario de Santa Rosa, uno de los sectores más afectados por el derrame de Repsol no podían ocultar su malestar al enterarse de las marchas y contramarchas del Gobierno central. Por un lado, OEFA impone una sexta multa coercitiva a Refinería La Pampilla S. A. A. de Repsol por incumplir el patrullaje, limpieza y custodia temporal de la fauna afectada por el derrame en las áreas naturales protegidas (ANP), ecosistemas frágiles y otras áreas afectadas por el derrame de petróleo y, por otro lado, se autoriza la reanudación de actividades económicas en una zona donde la presencia de hidrocarburos sigue siendo constante.

Personal de OEFA en el área siguen reportando restos de petróleo en diferentes puntos del litoral entre playa Cavero (Ventanilla) y Chacra y Mar (Aucallama), según los informes que publica la institución en su página web.

“No sabemos qué hacer”, comenta Mariana Ducoli, propietaria de un restaurante en el Balneario Country Club Santa Rosa. “Hemos seguido trabajando, pero la afluencia de visitantes ya no es la misma. Ahora sí tenemos graves problemas, estamos muy preocupados porque no sabemos cómo vamos a salir adelante, con lo que lográbamos ganar en verano vivíamos el resto del año”, agrega.

Marianna Ducoli es también la vicepresidenta de la Asociación de Propietarios de la Urbanización Country Club Balneario Santa Rosa donde vive desde hace diez años. Hace memoria para decirnos que desde la misma noche del fatídico 15 de enero las afectaciones en su salud y en la de sus vecinos se hicieron evidentes.

“Fue horrible, en pocas horas teníamos la lengua adormecida, los labios irritados, síntomas de alergia y en algunos casos serias dificultades para respirar. El olor a petróleo era insoportable, los que decidimos quedarnos en nuestras casas tuvimos que sellar puertas y ventanas para poder dormir”, narra Ducoli.

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Recién al día siguiente fueron conscientes de la tragedia que les había caído encima. “A las seis de la tarde del domingo se dio la orden de cerrar las playas, pero ya era demasiado tarde, ya estábamos contaminados. Los días siguientes fueron de un ir y venir a la posta médica por antihistamínicos y otros medicamentos. La mayoría de los vecinos del balneario optaron por irse”, recuerda la afectada.

Lo mismo manifiesta Gonzalo Carrión, veterinario del equipo de búsqueda y rescate de la asociación Unidos por los Animales (UPA), una institución que desde el segundo día del derrame recorre el litoral afectado en busca de animales víctimas de la contaminación.

“Seguimos rescatando animales. Si antes encontrábamos veinte o más cada semana, ahora recogemos tres o cuatro. Podrían ser más si tuviésemos los medios adecuados. Nuestros recorridos diarios los estamos haciendo a pie y por donde vamos todavía seguimos encontrando restos de hidrocarburos”, comenta.

Debido a estas dificultades, los directivos de UPA se comunicaron con funcionarios de Repsol para solicitarles apoyo para continuar sus tareas de búsqueda, rescate, rehabilitación y monitoreo de la fauna marina afectada por el derrame. Hasta la fecha la empresa no les responde.

Los vecinos de la zona piden que el Gobierno se interese por ellos tal como los primeros días, cuando llegaban ministros, parlamentarios y funcionarios de todo tipo. Ahora no los visita nadie.

Así están las cosas en la zona cero del desastre provocado por el derrame petrolero. Un equipo de Actualidad Ambiental recorrerá esta semana el área afectada para continuar recogiendo el testimonio de la población.

[REVISA EL ESPECIAL MULTIMEDIA “HISTORIA DE UN DERRAME]

 

 

 



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