Escribe Guillermo Reaño / proyecto Entre Cuencas 2018
La semana que pasó puso en el tapete nuevamente el tema del establecimiento del Área de Conservación Regional (ACR) Ausangate, una propuesta de protección que el Gobierno Regional del Cusco viene impulsando desde hace varios años. Para entender cómo va el proceso de creación del área en mención buscamos en el Cusco al gerente de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente del Gobierno Regional, Miguel Ángel Atausupa. Esto fue lo que nos indicó.
Empecemos por definir algunas consideraciones previas, ¿cómo así una región tan compleja como el Cusco decidió crear un Sistema de Áreas de Conservación Regional?
Desde la creación de la gerencia que dirijo, en el año 2008, se hizo evidente para los funcionarios del Gobierno Regional del Cusco que el tema ambiental engarzaba a los demás. Es así que en el 2009 se emite la Ordenanza Regional que declara de prioridad la protección de 18 zonas de conservación en el ámbito de todo el departamento del Cusco y en el 2012 se crea, a través de otra ordenanza regional, el Sistema Regional de Áreas de Conservación de la Región Cusco (SIRAC). Ambos documentos son el sustento de nuestro trabajo y de nuestra intención de conservar los recursos naturales de la región Cusco.
[Conoce la ACR Tres Cañones en este especial multimedia]
Se trató de una decisión sin precedentes en otras regiones. ¿Qué instituciones los acompañaron en este proceso?
El trabajo empezó mucho antes de la creación de la gerencia que dirijo, no olvidemos que en nuestra región instituciones públicas y privadas han venido trabajando concienzudamente en la construcción de una agenda ambiental propia. Tal es el caso del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), por parte del Estado, y de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, Pro Naturaleza, la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), por parte de la sociedad civil.
El Sistema Regional de Áreas de Conservación de la Región Cusco (SIRAC) es bastante ambicioso, ¿dieciocho Áreas de Conservación Regional (ACR) parece un objetivo inalcanzable?
Aquí hay que hacer una precisión. No todas las áreas priorizadas por la Ordenanza Regional del 2009 debían convertirse en ACR. En algunos casos se trataba de generar acciones de protección más localizadas, como en el humedal Huacarpay, un sitio Ramsar que hemos empezado a gestionar adecuadamente y que no tenía la necesidad de convertirse en una nueva ACR. Es más, a lo largo de los años, hemos ido encontrando nuevas áreas prioritarias. En la actualidad son 122 zonas que estamos en la obligación de proteger. Obviamente, hablamos de ecosistemas menores, que no por serlo dejan de ser importantes para el Gobierno Regional del Cusco
¿Cuánto es lo que se ha avanzado en dar cumplimiento a la ordenanza de la que estamos hablando?
Calculo que más del 40 por ciento de las zonas priorizadas en esa ordenanza están siendo conservadas por el Gobierno Regional a través de la ejecución de acciones concretas. En el 2010 el Consejo de Ministros, a petición del Gobierno Regional, estableció la ACR Choquequirao, la primera en nuestra región, y en el 2017 hizo lo propio con la ACR Tres Cañones. En la actualidad, estamos trabajando en los expedientes de creación de las ACR Ausangate y Urusayhua, y en dar los primeros pasos para el establecimiento de una más, la que posiblemente se llame Marcapata-Camanti, en la parte sur de nuestra región, cerca de la Amazonía.
Ausangate en el debate
Hablemos ahora de lo ocurrido esta semana en el cerro Vinicunca, un espacio geográfico que se creía estaba contemplado en el expediente técnico de creación del ACR Ausangate.
En un principio el cerro Vinicunca y sus zonas adyacentes estuvieron considerados para estar dentro del área del ACR Ausangate que venimos trabajando, lamentablemente la comunidad de Pampachiri, a través de sus dirigentes, nos manifestó su oposición a la propuesta y tuvimos que dar marcha atrás. Existen intereses contrarios a la conservación que no habíamos tomado en cuenta.
¿Intereses ligados a qué sectores económicos?
En primer lugar, hay que partir de lo siguiente: los hermanos comuneros están viviendo hace mucho tiempo de los recursos naturales que existen en sus jurisdicciones. Eso es clarísimo. Ahora bien, nuestro papel como gobierno regional es el de buscar los mecanismos técnicamente adecuados para proteger esos recursos. No podemos permitir que se saturen esos espacios culturales, esas escenografías naturales, con actividades insostenibles. Hemos visto que existen intereses particulares que hacen que muchos comuneros, amparados por la ley, tomen decisiones erradas en el uso de esos recursos que está generando impactos en el medio ambiente.
No nos queda muy claro, ¿intereses vinculados a la minería o al turismo?
A los dos.
¿Por qué las comunidades de las provincias de Quispicanchi y Canchis se oponen a la creación del ACR Ausangate?
Aquí voy a ser extremadamente claro. Hay personas que hemos identificado plenamente que confunden a la población local con información contraria a lo que queremos hacer. Los propios comuneros, no sus dirigentes, nos han comentado que particulares y empresas mineras los han visitado con diferentes ofrecimientos para realizar actividades no sostenibles que al final terminan influyendo en el pensamiento y en las decisiones de las comunidades.
¿Se refiere a actividades turísticas que impactan negativamente en el ambiente, no es cierto? La prensa internacional –The New York Times, National Geographic, The Associated Press, entre otros medios- se han ocupado del caso de Vinicunca, la Montaña de Colores del Ausangate, un producto turístico que viene siendo cuestionado por los impactos que está produciendo.
Impactos no son solo ambientales, también sociales, y están originando problemas muy serios entre las mismas comunidades. La población local tiene que estar preparada para tratar al turista y hacerlo bien, eso es muy claro. El establecimiento del ACR con seguridad permitiría gestionar de manera sostenible la actividad turística y hacerlo sin poner en riesgo los recursos naturales y culturales de la zona.
¿Debo entender que el turismo informal está ganándole la batalla a la conservación?
Para nosotros el tema del turismo es muy importante porque puede jugar un papel trascendental en la sostenibilidad de estas áreas de conservación regional. Recordemos que los objetos de conservación de las ACR no solamente se relacionan a la flora y a la fauna, también tienen que ver con los espacios físicos donde se realiza la actividad turística. Los fondos recaudados por el turismo no deben servir para cumplir caprichos personales de los comuneros, de ninguna autoridad, de ningún dirigente, estos fondos deberían ir necesariamente a una bolsa común que permita atender y resolver necesidades de salud, de educación, de mejoramiento carretero y por supuesto mejorar la atención al turista.
Difícil lograrlo en un escenario como el cusqueño donde la informalidad es la norma…
El concepto de un destino ordenado, bien gestionado, es el que estamos tratando de introducir en las comunidades. En los sectores donde se están usufructuando de manera equivocada los recursos naturales debemos asumir como autoridades nuestras responsabilidades y mejorar los procesos de sensibilización.
¿El hecho que siete de las nueve comunidades que participaron en la consulta previa desistieran de ser parte del proceso significa que la propuesta del ACR Ausangate se va a encarpetar?
No, definitivamente que no. Lo que debe entenderse es que siempre vamos a tener en cuenta, como Gobierno Regional, lo que quieren las comunidades, los pueblos originarios. Por otro lado, la norma no indica que la aprobación deba obtenerse en una primera consulta. Vamos a insistir.
¿Cómo quedan las comunidades que decidieron libremente que se constituya un ACR sobre sus territorios?
Las dos comunidades que han decidido continuar con el proceso, felizmente, han entendido que mantener sus costumbres y tradiciones constituye grandes fortalezas para el modelo de turismo que quieren construir. En estos territorios también encontramos zonas de agrobiodiversidad donde el turista se siente afortunado de ver cómo las poblaciones locales vienen labrando su tierra en condiciones tan difíciles y desde hace tantos años. Esas fortalezas son las que hay que potenciar.
¿Tenemos entendido que las comunidades que ha decidido seguir siendo parte de la propuesta, Phinaya y Sallani, se ubican en las inmediaciones del nevado Quelccaya, el glaciar más extenso de la región tropical del planeta?
No solamente cerca del Quelccaya, también de la laguna de Sibinacocha, importante por su belleza escénica y potencial hidroenergético. La población de las dos comunidades, y también la de Ananiso, han entendido claramente de qué se trata la propuesta.
¿Ananiso ha aceptado?, ¿estamos hablando de tres comunidades?
La comunidad campesina de Ananiso ha aceptado, solo falta la confirmación oficial, de concretarse serían efectivamente tres comunidades.
¿Qué extensión, cuántas hectáreas tendría la ACR que siguen impulsando como Gobierno Regional?
Estamos hablando de más de 90 mil hectáreas, de repente 91 mil. Cuando desarrollamos la propuesta original buscamos incluir todos los recursos del área que queríamos proteger. Ese fue un riesgo. Nosotros lógicamente no podemos pasar por alto la decisión de los pueblos, respetamos como Estado la posición que ellos tienen, los pueblos son autónomos en sus decisiones. El hecho que se haya reducido la extensión original luego de la consulta previa no nos limita; por el contrario, nos motiva a seguir trabajando en la creación de lo que hemos decidido llamar ACR Ausangate-Quelccaya
DATOS:
- En la Región Cusco se ubican seis Áreas Nacionales Protegidas: Santuario Histórico Machu Picchu, Santuario Nacional, Parque Nacional Manu, Parque Nacional Otishi, Reserva Comunal Machiguenga y Reserva Comunal Asháninka.
- El Área de Conservación Regional Choquequirao fue establecida el 24 de diciembre de 2010 sobre un área de 103,814.39 hectáreas (DS 022-2010-MINAM).
- El Área de Conservación Regional Tres Cañones fue establecida el 27 de agosto de 2017 sobre un área de 39,485 hectáreas (DS 006-2017-MINAM).
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