Acostumbrados a la corrupción y la incompetencia
viernes 30 de abril, 2010
Escribe Juan Luis Dammert Bello / Sociedad Peruana de Derecho Ambiental
En el Perú ya, oficialmente, la corrupción y la incompetencia son percibidas como fenómenos normales, hechos inevitables y anecdóticos, materias de entretenimiento o simplemente temas de conversación. Quisiera comentar algunas de estas recientes “anécdotas”.
Para empezar, el caso de la venta de 30 hectáreas en Chilca por 5 mil soles, cuando el precio real era de 12 millones de dólares. ¿Quién vendió? COFOPRI, dirigido por el secretario general del Partido Aprista, Omar Quesada. ¿Quién compró? Oswaldo Chauca, un conocido traficante de tierras y ahora ex militante aprista. ¿En qué está el caso? Quesada renunció, y al igual que Alan García se ha mostrado sorprendido por estos hechos, y anuncia sanción para los involucrados (hasta el momento, una serie de técnicos de la institución). Pero ahora resulta que las autoridades que investigan el caso han admitido que no saben dónde está el expediente completo. ¿Alguien piensa que Quesada u otros altos funcionarios apristas irán a prisión por esta venta?
Sigamos con el caso del Metropolitano, principal obra de transporte público del alcalde Castañeda. Originalmente, se ofreció 36 kilómetros de un corredor segregado de alta capacidad (COSAC), que uniría Chorrillos y Comas, por un costo de 643 millones de soles, y estaría operativo a mediados de 2006. Ahora tenemos que no serán 36 sino 25,7 kilómetros, no llegará hasta Comas sino hasta San Martín de Porres, y no costará 643 millones sino 300 millones de dólares, es decir alrededor de 850 millones de soles. ¿Por qué se incrementó en más de 200 millones? El cambio en el tipo de cambio y el incremento en el precio del cemento, explica la Municipalidad de Lima. “No importa que roben, igual el Metropolitano va a servir” me argumentan algunos amigos, a lo que les respondo: el Metropolitano solo contribuirá con aliviar aproximadamente el 7% de la demanda de viajes de transporte público en la ciudad, según diversos estudios. ¿Cómo responde la ciudadanía ante esta burla, que siendo mayo de 2010 todavía no tiene cuándo inaugurarse? Con una aprobación a Castañeda que bordea el 80%.
Otra perla, más dramática: la exportación del Gas de Camisea a México. En resumen, dos lotes de gas (Lotes 88 y 56) revirtieron gratis al Estado (en 1998 y 2001, respectivamente) luego de que la compañía Shell decidiera no explotarlos por distintos motivos. Este gas fue anunciado en el país como la llave para la seguridad energética de largo plazo. Sin embargo, aparentemente por errores en el cálculo de la evolución de la demanda de gas, entre el 2005 y el 2006 se decidió renegociar los contratos para permitir la exportación de alrededor del 50% de las reservas probadas a México. Luego la demanda interna creció más de lo esperado y el Consorcio Camisea, operador del gas, le niega demanda de gas a distintas generadoras eléctricas nacionales y al Gasoducto Surandino peruano. Así, a cinco años de que el Gas de Camisea llegó a Lima, ya se le percibe como un recurso escaso. Alan García anunció el pasado 28 de julio que se iba a investigar la irregular modificación de contratos, y Pedro Sánchez, Ministro de Energía, llegó a un “acuerdo” con el Consorcio Camisea, que en sencillo implica que estemos “mendigando” nuestro gas . Lo concreto es que a partir de mayo empiezan a exportar nuestro gas barato a México.
Así podría seguir con estas “anécdotas” hasta completar un libro, reseñando por ejemplo la concesión del Puerto de Paita, el caso Petroaudios, la venta de bosques al Grupo Romero en Yurimaguas, el caso de Doe Run en La Oroya, el peaje de Kouri en la avenida Faucett, las compras del Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa, el caso Crousillat, etc.
Lo dramático es, lamentablemente, que estos son los casos que revientan en la opinión pública, la punta del iceberg. Nos hemos acostumbrado a que el sistema sea corrupto, a que las autoridades manejen mal los fondos públicos, a que sea esperable que pongan funcionarios apristas sin ninguna preparación en cargos del Estado (siempre que no sea en el MEF o PROINVERSIÓN), en fin, a que nos roben y nos estafen en nuestras narices y no haya nada que hacer. Total, estamos en un periodo de crecimiento económico sin precedentes, y no podemos cambiar el modelo porque peligraría la gobernabilidad. Sí, claro. Esperemos entonces el siguiente destape, para al menos tener algo para comentar, otro entretenido tema de conversación.
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Foto Metropolitano, cortesía La Mula
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