3 años del derrame de Repsol: estudio señala impacto en actores de la pesca artesanal de Ancón

  • Una investigación realizada por Ocean Defenders Project y ConCiencia Marina recogió las declaraciones de diversas personas de la comunidad de Ancón, cuyo sustento depende de un mar saludable y limpio. 
  • Los entrevistados señalan que, en estos 3 años, hubo consecuencias socioeconómicas, de salud física y mental, así como una lenta respuesta por parte del Estado. 

miércoles 15 de enero, 2025

Foto: Jorge Pezantes/SPDA.

Hace 3 años, 12 mil barriles de petróleo se derramaron en el mar de Ventanilla y alcanzó a llegar hasta Huaral. Entre las zonas impactadas se encuentra el balneario de Ancón. Este forma parte de la Zona Reservada de Ancón, un área natural protegida en espera de categorización, donde los pescadores artesanales, operadores turísticos y comerciantes dependen del mar para realizar su sustento económico. 

Una investigación realizada por Ocean Defenders Project y ConCiencia Marina recogió declaraciones de 41 personas de la comunidad de Ancón, con el objetivo de dimensionar el impacto del desastre ecológico a más de 1 000 días del incidente. 

Estado del mar y sus recursos 

Las personas de Ancón afirman que el mar no se ha recuperado. Varios testimonios afirman que el petróleo aún emerge a la superficie cuando sube la intensidad del oleaje. Por su parte, los pescadores de orilla afirman que se puede ver crudo en la arena si se escarba un poco.  

A tres años del derrame, aún no se cuenta con un plan de remediación ambiental aprobado ni implementado por el Gobierno o por la empresa Repsol, situación que preocupa a los anconeros. 

“Cada vez que se mueve la mar, los sedimentos del fondo marino se remueven y nuevamente comienza a fluir el hidrocarburo y nosotros tenemos evidencia. Todos los días encontramos manchas y manchas de hidrocarburo flotando encima del mar. Entonces, para Repsol, para su conveniencia y para los que les conviene al país, el mar está limpio, pero hasta ahora nadie se ha preocupado por limpiar el mar. Yo no sé de qué tipo de remediación hablan y tampoco existen las exigencias de parte del Gobierno para decirle a Repsol que cumpla con su obligación de remediación”, señala uno de los pescadores entrevistados en la investigación. 

Los pescadores y buzos artesanales de Ancón aseguran que la producción de recursos marinos ha disminuido desde el derrame de petróleo, particularmente de calamar, yuyo y pejerrey. La investigación recomienda un monitoreo de la evolución de los desembarques de recursos hidrobiológicos en Ancón para determinar el impacto real del derrame sobre la pesca artesanal. 

“Nosotros sabemos que, en los meses de marzo y abril, Ancón era donde el calamar venía a desovar, todo Pasamayo lleno de calamar… Ahora no tenemos presencia [de calamar]. Desde que ocurrió el derrame petrolero ya no hay calamar en Ancón”, indica un pescador artesanal. 

Impacto en la salud física y mental 

Los entrevistados mostraron una marcada inquietud por el estado de salud de los pescadores, voluntarios y vecinos que participaron en las actividades iniciales de limpieza. Estas actividades se realizaron, en un principio, sin el equipo de protección adecuado. Algunos pescadores que participaron en esto como un trabajo, también mencionaron la ausencia de trajes de protección. 

“El primer año sí, creo, nos chocó a todos. Nos sentíamos mareados por el mismo olor que tiene el químico del petróleo. Pero jamás mandaron a decir ‘vamos a poner carpas para que todos los pescadores al menos se hagan un chequeo de sangre, un chequeo de pulmones’, nada. No sé qué consecuencias tengamos de aquí a 10 años” declaró un buzo artesanal. 

La comunidad de Ancón menciona que conocen varios casos de personas con problemas de salud, tanto física como mental. Las enfermedades a la piel son su preocupación más recurrente, mientras que varios señalan que las inquietudes son parte de su rutina. 

“En el lado emocional, pues las preocupaciones que nosotros tenemos del día a día… Mis hijos estudiaban en la universidad y mi otro hijo también quería estudiar y no le pude pagar sus estudios. Mi hija se enfermó porque, como ella estudiaba y trabajaba, también dependía de préstamos. Llegó hasta el punto de estar internada en el hospital… Fue emocionalmente estresante para mi familia. Mi hijo se tuvo que ir lejos, porque no había… no podía ya apoyarlo para los estudios. Fue bárbaro en mi caso, pero sé que hay muchos casos así”, comentó una comerciante de Ancón. 

«No sé cuando voy a volver a pescar, yo me muero por ir a pescar», señaló Abelino «Mayumi» Ramírez, un pescador de Ancón. Foto: Audrey Córdova.

Impactos socioeconómicos 

Al cambiar las condiciones del mar, cambiaron las oportunidades laborales disponibles. Los pescadores que aún salen a la faena deben ir más lejos o a otras caletas pesqueras para asegurar un ingreso para sus familias, lo que implica una mayor inversión monetaria en hielo y combustible. Muchas mujeres tienen más de un empleo para poder mantener a su familia. 

Según las entrevistas, una de las preocupaciones principales de la comunidad de Ancón fue la irregularidad en el proceso del Padrón Único de Afectados por el derrame de petróleo. En constantes ocasiones, se ha señalado que personas no pescadores o residentes de las zonas afectas fueron incluidos, mientras que algunos grupos, como las mujeres recolectoras de yuyo fueron excluidos del padrón. 

“Nosotros trabajamos siempre con los buzos pulmoneros. Lo que nos indicó el representante es que solamente iban a recibir [compensación] los varones. Hicieron la lista de nuestros compañeros, buzos pulmoneros, pero no de las extractoras de orillas. Y, como podrán ver, desde que pasó del derrame, han cobrado [la compensación] restaurantes, mototaxistas… qué se yo, pescadores embarcados y no embarcados… Pero nosotras, que somos pescadoras no embarcadas, no, nada”, dijo una mujer recolectora de yuyo. 

Percepción del Estado 

Según las declaraciones recolectadas por los investigadores, la reacción del gobierno fue tardía e insuficiente, sumado al escaso o nulo apoyo por parte de las autoridades locales, municipales y del Congreso. Además, señalan que la comunicación entre el gobierno y la población ha sido inadecuada o inexistente. La información que recibe la comunidad utiliza lenguaje técnico que dificulta su comprensión y acceso. 

Sumado a la percepción de inacción del gobierno, los entrevistados señalan que sus acciones de protesta son reprimidas de forma violenta. Durante una protesta en 2024, hubo disparos por parte de los agentes policiales y uno de los manifestantes fue herido. 

“A uno de los miembros de la directiva le cayó un perdigón aquí [indicando la pierna]. Le dejó cojo durante dos meses y tuvo que ir al hospital. Hasta ahora sigue cojeando un poco. Fue algo terrible. Ese día… Nunca en mi vida había pasado por algo así”, señaló un comerciante. 

Por su parte, un pescador señala que “aunque nuestras marchas sean pacíficas, siempre terminamos siendo reprimidos. Esto lo hemos denunciado a los medios de comunicación que a veces cubren estas manifestaciones. Les decíamos: ¿cómo es posible que el Estado, utilizando nuestros impuestos para equipar y uniformar a la policía, termine usando esos recursos en contra del propio pueblo, mientras protege los intereses de una empresa transnacional? Es algo que realmente nos indigna». 

Los afectados por el derrame en el mar de Ventanilla han protestado en múltiples ocasiones por la creación de un nuevo padrón de indemnización. Foto: Cooperacción.

Acciones pendientes 

Ocean Defenders Project y ConCiencia Marina subrayan que el tercer año del derrame de Repsol coincide con el primer mes del derrame de petróleo en las costas frente a Piura. Las organizaciones señalan que el escenario se repite: miles de pescadores afectados; turismo y comercio paralizados y la seguridad alimentaria de las comunidades costeras comprometida. 

“Es nuestra esperanza que las lecciones aprendidas de la experiencia en Ancón sirvan de guía para los pescadores y pobladores de Lobitos en su lucha por justicia ambiental. Sin embargo, sin reformas profundas en las políticas públicas que regulan la actividad petrolera en el mar, será difícil evitar que desastres como este se repitan en el futuro”, concluye el estudio. 

Revisa el trabajo de Ocean Defenders y ConCienca Marina aquí.

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