Las mujeres son el grupo más vulnerable entre los vulnerables, ante los impactos del cambio climático. Pero, además de ser las más afectadas, tienen un potencial gigantesco en la prevención y disminución del cambio climático. Por eso se las debe incluir en toda planificación y aplicación de planes, según varias declaraciones de miembros gubernamentales y representantes no gubernamentales.
Los impactos del cambio climático, como la escasez de alimentos, agua, o energía para cocinar, sea leña o gas, será asumido por las mujeres, en primera instancia. Igualmente sucederá ante sequías, inundaciones, u otros fenómenos climáticos extremos. Estos trastocarían las condiciones locales, dejando a las mujeres sin sus fuentes de recursos naturales tradicionales de las que se proveían. En cambio, los varones disponen de la dolorosa alternativa de emigrar, pero las mujeres no pueden hacerlo con todos sus hijos.
Sin embargo, también se les reconoce mayor potencial en la prevención y disminución del cambio climático. Hasta el 80% de las decisiones acerca de lo que consume una familia son tomadas por las mujeres. Ellas tienen gran influencia en elegir si el tipo de productos o servicios que consumirá su familia aumentará o disminuirá el cambio climático.
Pueden elegir alimentos, ropa, u otros, producidos con métodos ambientalmente respetuosos, así como influir en el uso más eficiente del agua, la energía, o el manejo de la basura. Es la versión “climatizada” del principio que ya conocía la cooperación internacional para el desarrollo: “Capacita a un varón, y habrás redimido a un individuo. Capacita a una mujer, y habrás redimido a una familia”.
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Texto de Alain Muñoz. Eco Com y Miembro de la Plataforma Climática Latinoamericana.
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