Un problema recurrente en distintas ciudades de Perú es la cantidad de desechos que se encuentran en las calles. Los residuos sólidos permanecen constantemente en circulación y no existe una cultura de reciclaje consciente. En Arequipa este problema no es ajeno.
Sin embargo, desde hace cuatro años, se inició una labor de reciclaje y gestión de residuos sólidos de manera formalizada y regulada. La Municipalidad Provincial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) crearon la Iniciativa de Pobreza y Medio Ambiente (PEI), que cuenta con un registro total de los recicladores de la provincia.
En el registro se destaca la existencia de 226 recicladores, agrupados en 18 asociaciones en la provincia. Del total, la presencia de las mujeres es predominante: representan el 76%.
Para el desarrollo de un mejor trabajo, la iniciativa incorporó un enfoque de género al PEI. Las recicladoras recibieron charlas especializadas en Centros de Emergencia Mujer (CEM) sobre empoderamiento, equidad, autoestima y habilidades. Además de instrucciones en seguridad laboral y gestión.
Gracias a esta iniciativa, las mujeres están liderando un cambio y se han convertido en impulsoras de una cultura del reciclaje que demuestra que, con la gestión adecuada de residuos, es posible obtener beneficios económicos y contribuir con el cuidado del ambiente.
Este proceso que movilizó a una fuerza femenina, sin precedentes en Arequipa, no fue fácil. Sus historias reflejan el esfuerzo y las ganas que tienen de empoderarse. Empoderarse contra la pobreza, empoderarse contra la violencia, empoderarse para «ser iguales». Esa fue la prioridad de esta iniciativa por un reciclaje inclusivo.
Mira el especial: «Mujeres del reciclaje: Una fuerza de mujeres por una ciudad más limpia».
Historias de sacrificada labor
Gregoria Cruz, Alejandra Mamani y Celia Condori son tres casos interesantes de mujeres que se dedicaban antes a actividades informales, pero hoy integran al PEI y han mejorado sus condiciones de vida.
Gregoria Cruz trabajaba antes en el botadero de Quebrada Honda en Arequipa, entre gigantescas montañas de basura donde rescataba papeles y botellas, ella era invisible.
“Deberían cerrar esos lugares”, dice ahora muy segura, consciente de que la formalidad solo deja de ser una aspiración cuando hay un verdadero compromiso de los ciudadanos, las empresas y el gobierno con el reciclaje.
Alejandra Mamani nunca se imaginó como recicladora. Hace 25 años, cuando vivía en otra ciudad, trabajaba de vendedora, tejedora y hasta cocinera en un comedor popular. Conoció PEI a través de Gregoria y desde allí son inseparables.
Sus momentos preferidos son las clases de artesanías recicladas, promovidas por PEI. A veces, la hija menor de Alejandra las acompaña para ver cómo hacen monederos con cajas de tetrapak.
En el caso de Celia, través de esta iniciativa, ha superado estereotipos para trabajar como obrera de construcción, remallando con máquinas, en una chacra de alcachofas y ahora como recicladora.
Desde hace más de un año, ella es la presidenta de una asociación de 11 recicladores formales. Juntos recolectan entre 25 y 34 toneladas de residuos para llegar, cada uno, a los 800 o 900 soles al mes.
DATOS:
Por cuatro años consecutivos, la Iniciativa de Pobreza y Medio Ambiente en el Perú ha trabajado bajo el liderazgo del Ministerio del Ambiente y la asistencia técnica del PNUD y ONU Medio Ambiente, en alianza con ONU Voluntarios y la Municipalidad Provincial de Arequipa. Así ha logrado que más del 83% de las asociaciones de recicladores en esta ciudad sean lideradas por mujeres.
Con iniciativas como esta, el PNUD trabaja con mujeres que, al igual que Gregoria, Alejandra y Celia, están impulsando cambios en sus comunidades para construir un país con más oportunidades. Sus ideas y liderazgo están contribuyendo al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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