Ante la alerta de nuevo desborde el pasado 31 de marzo, cientos de personas evacuaron de los centros poblados de Santa Rosa, La Campiña, Pedregal Grande, Narihualá y Molino Azul.
Las personas tuvieron que dejar la zona ya que el agua empezó nuevamente a ingresar a sus hogares. Los niños, ancianos y personas enfermas fueron los más afectados.
Personal policial, bomberos y rescatistas voluntarios se sumaron a la tarea de evacuación desde la mañana del viernes hasta el final de la tarde, cuando el agua llegaba a casi dos metros en algunos sectores.
Pese a que la emergencia señalaba que todos debían evacuar, decenas de personas se rehusaban a dejar sus pertenencias, entre ellas animales de granja y ganado, ya que en la anterior evacuación fueron víctimas de robos.
Hasta el momento (cifra actualizada hasta el 2 de abril por el Centro de Emergencia Nacional) los huaicos e inundaciones han provocado 101 fallecidos. Además, se está por alcanzar el millón de afectados (939 mil 713 personas). Entre los damnificados suman 141 mil 860 personas. El total de viviendas afectadas por las emergencias nacionales llega a 59 mil 254.
En Piura ocho personas murieron por estos hechos, más de 27 mil quedaron damnificadas y 287 mil 336 fueron afectadas.
Actualidad Ambiental estuvo en los mencionados sectores y preparó este especial que ahora compartimos (Clic a la imagen para verla en mayor tamaño):
Las personas tuvieron que dejar nuevamente sus hogares ante un nuevo desborde del río Piura.
Vecino de La Campiña (Catacaos) señala su hogar inundado y narra que no puede ni siquiera sacar alguna pertenencia.
Muchos hogares quedaron totalmente abandonados porque ya eran inhabitables, como este en La Campiña (Catacaos).
Algunas personas se resistieron a salir de sus viviendas y esperar la inundación, como este señor que tapiaba la puerta de su casa.
Cientos de personas vivieron un éxodo forzado.
A medida que pasaban las horas, el río causaba más estragos.
Bomberos y salvavidas ayudaron en todo momento a evacuar a las personas, en especial a las que vivían en Molino Azul (Catacaos), una de las zonas más afectadas.
Bombero ayuda a niño a pisar tierra firme, luego de abandonar junto con sus padres la casa inundada.
Este señor pudo salvar a sus pavos, una fuente económica que le permite sobrevivir.
En esta pequeña balsa artesanal, los pavos también se salvaron de la inundación.
Una vecina de Molino Azul es cargada en su silla de ruedas. Los niños y ancianos fueron los más afectados.
Voluntarios también ayudaron en todo momento. Aquí se observa a jóvenes que arriesgaron sus vidas para dejar agua y alimentos a las personas que no querían dejar sus hogares.
Los que no dejaron Molino Azul, se refugiaron en esta loma, donde personas de Defensa Civil instaló unas carpas.
Los animales de granja y sus dueños permanecieron en esta loma de Molino Azul.
Los rescates se hicieron en botes inflables. El personal policial y bomberil hicieron varios viajes.
Esta pareja no quiso salir de sus predio y arriesgó su vidas ante la nueva inundación.
La prensa local y nacional estuvo en todo momento cubriendo los incidentes.
La ayuda no cesaba de llegar hasta el último momento del día.
Las mascotas también la pasaron mal. Algunos caminaban desorientados ante la inundación.
Las personas sacaban lo que podían de sus hogares.
Este joven alcanzó a salvar a un cerdo que se había quedado atrapado.
Las personas rescatadas fueron luego evacuadas a un albergue cercano.
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