Dourojeanni Opina

¿Apus, caciques o curacas? / Escribe Marc Dourojeanni

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Unos meses atrás, escuchando las noticias, sentí el impulso de escribir una nota criticando el uso y abuso del término “apu” para designar a los líderes indígenas amazónicos. Mi intuito era recordar que ese es un término andino dedicado a las montañas sagradas y, solo muy eventualmente, para dignatarios importantes, mitificados y que, por lo tanto, aplicarlo a los muy terrenales líderes comunitarios de la selva era un tanto absurdo. Felizmente, antes de lanzarlo, se me ocurrió consultarlo con algunos amigos y el resultado fue muy interesante y enriquecedor.

Mis supuestos

Hasta hace un par de décadas quien escribe nunca había escuchado usar el término apu para nombrar a los líderes nativos amazónicos. Por entonces se les conocía como caciques o curacas. El registro del uso del tratamiento de apu para reconocer líderes se remontaría a épocas prehispánicas y, en todo caso, era exclusivo de las regiones andinas.

De hecho, hasta donde se sabe, las relaciones entre los indígenas amazónicos y los pueblos andinos prehispánicos -y en realidad hasta la actualidad- no fueron particularmente cordiales. El término chuncho no fue inventado por los colonizadores españoles ni por los criollos dominantes. Era el término despectivo que se usaba en la sierra incaica para hablar de los silvícolas[1]. Se le usó profusamente hasta los años 1970, cuando gracias a la Ley de Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de las Regiones de Selva y Ceja de Selva (Decreto Ley N0 20653 de 1974) y a una generación de antropólogos especializados en cuestiones amazónicas[2], comenzó a ser repudiado y sustituido por los genéricos “nativo” o “indígena”. Pero, sin duda, subsiste.

Cada grupo indígena amazónico tiene su propio término para denominar a sus líderes o jefes. Pero los términos cacique (introducido por los españoles) o curaca eran aplicados para definir líderes comunales tanto en la sierra como, en especial, en la selva.

Ese origen foráneo debe ser la razón por la que el término cacique, que era más común, fue sustituido por el de apu, en especial en la selva norte y en los grupos achuar, que además son influenciados por lo que pasa en el Ecuador. Pero también es posible que las incursiones incaicas en la Amazonía hubiesen sembrado una cierta versión del concepto de apu ya desde entonces. De otra parte, como bien se sabe, en la sierra hasta hoy se respeta y deifica a los apus y se les brindan ofrendas. Pero, los líderes comunales serranos no son llamados apus.

Hasta allí llegué cuando me decidí a enviar el borrador a mis amigos Alberto Chirif (antropólogo, con larga experiencia especialmente en la selva norte), Carlos Mora (antropólogo muy conocido), Federico Kauffmann (arqueólogo famoso y con amplia experiencia especialmente en las culturas prehispánicas del noreste peruano) y Pablo Dourojeanni (mi hijo, geógrafo, actualmente trabajando en la selva norte). Lo que sigue es una adaptación liberal y de mi total y única responsabilidad de lo que esos especialistas me dijeron.

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Foto: Andina.

Lo que dijo Alberto Chirif

La palabra apu para designar a líderes notables de las comunidades amazónicas del norte es bastante más antigua que 20 años. La escuchó cuando visitó por primera vez el Alto Marañón en 1968, como estudiante de antropología de San Marcos. Los aguaruna o awajún ya usaban el término. Años más tarde lo escuchó también entre los achuares del Pastaza y Corrientes.

La separación entre Andes y Amazonía, y costa, por cierto, es más el producto de una didáctica simplificadora, usada en los colegios para enseñar Historia, Geografía y otras materias. Estudios como los de Thomas Myers hablan sobre la articulación de Andes y Amazonía[3]. Un equipo francés del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) está trabajando también el tema. Hoy existen evidencias de que el lugar de origen de los jíbaro fue la costa. Richard Chase Smith[4] ha realizado un hermoso trabajo con los yanesha, que señalan que sus ancestros provienen de las islas costeras situadas al frente de Lima.

Por otro lado, no hay que olvidar que el quechua tiene una presencia fuerte en la Amazonía. De hecho es la lengua que más ha influido en la construcción del castellano amazónico, seguida del tupí. Asimismo, existen cuencas en las cuales hay notable presencia del quechua: Pastaza y Corrientes, donde también hay población achuar; y Napo y Putumayo, en las cuales los quechuahablantes comparten territorios con pueblos de otras identidades y lenguas. Finalmente están las provincias de Lamas y Tabalosos como zonas de presencia de la lengua quechua. La expansión de esta lengua se produjo tanto por procesos de migración como también por estrategia de los jesuitas que intentaron convertirla en lengua franca, tal como hicieron con el guaraní en el sur del continente. Aunque su éxito no fue total, sí lograron difundirla.

Lo que sí es verdad es que en los años recientes, a raíz de históricos sucesos, como el levantamiento de los achuares del Corrientes en 2006 en protesta por la contaminación causada por la explotación petrolera, que dio origen al Acta de Dorissa[5]; o trágicos acontecimientos como los de la “Curva del Diablo”, cerca de Bagua en protesta por los abusivos e inconstitucionales decretos de Alan García, los líderes de esas zonas, conocidos con el nombre de apus, tuvieron influencia mediática y, sin quererlo, su denominación fue tomada y expandida de manera arbitraria por la prensa hacia otras sociedades que efectivamente no usaban el término, como los asháninkas.

Lo peor, sin embargo, es que hoy el término designa de manera generalizada a cualquier persona de una comunidad que se erige como líder sin alcanzar la talla para ser un auténtico apu.

Pablo Dourojeanni, quien desde hace dos años trabaja en el corazón del territorio awajun wampis, en Condorcanqui, consultó personalmente a sus colegas indígenas quienes le manifestaron que no saben desde cuándo usan el término apu, pero que ellos lo escucharon desde siempre. Sin embargo también le informaron que sus abuelos usaban otros términos para designar a los líderes. Estos eran pamuk (que equivaldría al uso actual de apu) y wesam (o viceapu).

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Foto: DerechoSinFrontera.pe

Lo que respondió Carlos Mora

Los diferentes pueblos indígenas tenían sus propias denominaciones para sus líderes locales. Por ejemplo en el caso de los asháninka existieron líderes locales denominados pinkatsari que según señala Enrique Rojas[6], permitían la existencia de la vida social en torno del grupo residencial, en tanto que el chamán aseguraba la continuidad de dicha vida social por el equilibrio que es mantenido con las fuerzas dañinas que amenazan el grupo residencial. El chamán tenía, por decirlo de alguna forma, la mayor jerarquía. También a decir de Rojas existía el owayeri, reconocido por sus destrezas en las expediciones armadas.

Añadió que con la mencionada primera Ley de Comunidades Nativas se generalizó el término de jefe o presidente de la comunidad y que, luego de la adopción de la estructura administrativa, se incorporó también al secretario, tesorero y vocales comunales. Los cambios provienen sin duda del proceso de nuclearización de la población en comunidades o centros poblados. Con anterioridad a este reciente fenómeno (mediados del siglo pasado) la dispersión de la población en núcleos familiares no requirió denominaciones como las que comentamos.

Claro está que el temprano proceso de evangelización y la constitución de reducciones o aldeas que congregaron a la población indígena obligaron al uso de determinados términos para señalar a quienes los evangelizadores asignaron responsabilidades, denominándolos en algunos casos como curacas, tal como se usaba en los Andes.

Las actuales «autoridades» locales obedecen sin duda a los cambios sociopolíticos producidos por acción del Estado y de diferentes denominaciones religiosas, siendo sus responsabilidades principales las de concertar con los agentes económicos, sociales y administrativos externos al grupo social denominado comunidad.

Lo que opinó Federico Kauffmann

Es verdad que la palabra apus se aplica a determinados cerros en los que se considera se personifica la divinidad de mayor jerarquía del pasado ancestral. Eso ocurre principalmente en los Andes del sur, donde aún laten con fuerza las tradiciones milenarias. No es el sol la divinidad a la que me refiero sino una especie de “Dios del Agua”, de carácter demoníaco, supremo gobernante de los vaivenes climáticos que castigaba de no ofrecérsele dádivas y hasta sacrificios, prorrumpiendo con sequías, con lluvias torrenciales, granizadas y friajes que, por igual afectaban la producción de los alimentos y hacían que asomara el fantasma del hambre[7].

También es cierto que la palabra apu del quechua se ha extendido tan solo en los últimos 40-50 años para nombrar a líderes amazónicos. Esto en parte debido a la población serrana inmigrante. La palabra cacique (voz antillana) y, especialmente, curaca (quechua) por igual debieron ser introducidas por misioneros y cordilleranos durante los siglos XVI y XVII.

Pero la palabra apu, desde tiempos anteriores a la presencia europea también tuvo el significado de poderoso (acaso emulando el poder). Por lo menos hay documentación del empleo de esta palabra en tiempos del Tahuantinsuyo (que prefiero designar con el nombre de Incario). Entre los Chachapoyas había un tal apu Chuquimis a quien Huayna Cápac había designado como jefe de un territorio importante de los Chachapoyas. Se refiere que urdió un plan para envenenar a Huayna Cápac, su protector, pero que fue denunciado. Al enterarse de ello, el general Colla Topa iracundo fue en su persecución hasta Chachapoyas.

Algo novelesco: documentación publicada por Waldemar Espinoza Soriano[8] comenta que al saber que Colla Topa se aproximaba, Apu Chuquimis falleció de susto. Colla Topa “siendo ya muerto Apu Chuquimis, mandó sacar los huesos del peñasco donde estaban -donde antiguamente ponían las sepulturas por más honra- y los mandó enterrar”. De esta manera el castigo post mortem fue duro ya que de no conservarse el cadáver, la vida en ultratumba cesaba[9].

Estoy de acuerdo que las relaciones entre indígenas amazónicos y andinos no fueron particularmente cordiales y considero que esto se debe al desbalance cultural[10]. En regiones norteñas de la Amazonía los calificados de “chunchos” se vengan denominando “shishacos” a los serranos.

En conclusión

De una parte quedé satisfecho de ver que no andaba totalmente equivocado en muchas de mis consideraciones iniciales. Pero estas fueron considerablemente enriquecidas con los aportes de las personalidades consultadas. El uso de la palabra apu para designar a los líderes indígenas amazónicos hasta puede ser genuino en los pueblos de la selva norte pero es ajeno y totalmente inadecuado en el resto de la Amazonía. De cualquier forma es una deformación de su sentido original que está siendo promovida por la ignorancia y por la prensa.

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[1] Ver, por ejemplo, Kauffmann D., F.  2016  Antagonismo étnico ancestral Incas y Amazónicos (file:///C:/Users/n%20n/Documents/Oct%20nov%202016/INCAS%20Y%20AMAZÓNICOS_mod.%2010.02.14_opt%20(2).pdf).

[2] Stefano Varese, Alberto Chirif, Carlos Mora, Marcel d´Ans, etc.

[3] Myers, T.  1974 Spanish Contacts and Social Change on the Ucayali River, Peru (https://www.jstor.org/stable/480948?seq=1#page_scan_tab_contents)

[4] Smith, R. Ch. 1974  The Amuesha People of Central Peru (https://www.amazon.com/Amuesha-People-Central-Peru/dp/B001CK1W6S)

[5] Firmado el 13  de octubre de 2006 este acuerdo, entre otros logros, consiguió que Pluspetrol se comprometa a reinyectar el 100% de las aguas de producción, uno de los principales causantes de la contaminación.

[6] http://www.unfv.edu.pe/facultades/fh/images/pdf/silabos/Arqueologia/Ciclo_IX/aa_enriquerojas.pdf ; https://www.facebook.com/commerce/products/1482392725120975/?rid=1412712678958917&rt=6 

[7] Ver Kauffmann D., F. 1995 Gestación y Rostro de la Civilización Andina  Universidad de Lima (https://1drv.ms/b/s!Am8m1at4Yas5gjkKteKeS4s9x8nK)

[8] https://es.wikipedia.org/wiki/Waldemar_Espinoza_Soriano

[9] Kauffmann D., F.  1998 Ultratumba entre los antiguos peruanos   Academia Peruana de la Lengua  (https://1drv.ms/b/s!Am8m1at4Yas5hFyUuYkvSUjmUbVU)

[10] Kauffmann D., F.  2016 Incas y Amazónicos https://1drv.ms/b/s!Am8m1at4Yas5iGbhpMqHD3rHP4I4) .



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