En los primeros días de diciembre del 2014, entre los eventos desarrollados en el marco de la COP20, el Ministerio del Ambiente presentó la norma que aprueba los lineamientos para la Compensación Ambiental en el marco del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Esta herramienta de gestión ambiental busca recuperar la naturaleza que eventualmente se pueda perder por alguna intervención de un proyecto de categoría III (de impacto significativo) y viene siendo debatida en el país aproximadamente desde el 2012. Para saber detalles sobre sus orígenes e implementación en el país, cómo se va a determinar la “equivalencia ambiental”, las referencias de experiencias similares aplicadas en la región y qué importancia le atribuye el Ministerio del Ambiente a la compensación ambiental, en Actualidad Ambiental conversamos con Roger Loyola, Director de la Dirección General de Evaluación, Valoración y Financiamiento del Patrimonio Natural del Ministerio del Ambiente.
¿Cómo se construyó esta norma sobre compensación ambiental?
En el Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), la compensación ambiental es uno de los documentos que se debe entregar para la certificación ambiental. Pero no estaba definido, nadie sabía bien qué significaba y se hacía interpretaciones libres. En este contexto nace la posiblidad de que iniciativas que ya habían funcionado en otros lados puedan ser adaptadas al Perú. En un primer momento hubo reuniones con expertos y ONGs que trabajan el tema. Luego lo comenzamos a internalizar en el Estado como una visión propositiva porque nos dimos cuenta de que era importante que la naturaleza, que nos da bienes y servicios para nuestra existencia, se pudiera mantener. Al final es un elemento que nos ayuda a seguir produciendo para el futuro. A partir de ese hecho comenzamos a mirar la compensación ambiental como un elemento útil en la promoción de las inversiones.
Actualmente la norma se encuentra en un proceso de implementación y se va a manejar gradualmente, de forma voluntaria inicialmente, ¿luego va a ser de carácter obligatorio?
Sí, va a ser de carácter obligatorio. Es un proceso gradual porque queremos ver qué ya vienen haciendo las empresas y, a partir de la experiencia que hay en la práctica, generar una norma que se pueda realizar internamente. Ese es un elemento importante para nosotros: rescatar buenas practicas que ya se vienen haciendo en algunas empresas. La idea es tener un proceso que sea aceptable para todos.
En este proyecto hubo mucha participación de la sociedad civil y las empresas
Es algo que regularmente hacemos en el Ministerio del Ambiente, no solamente con esta norma sino también con otras. Lo que buscamos es que cuando se implemente una norma, esta sea efectivamente aplicable y para eso se tiene que hablar con los operadores y con quienes conocen del tema. Si sabes cómo actúa la empresa, cuáles son sus intereses y puedes ver cómo estas normas se compatilizan con los intereses que tienen, creo que se logra un buen producto. De nada vale poner estándares o exigencias que al final son incumplidas internamente. La lógica de este esfuerzo es que podamos tener un proceso que sea socialmente aceptable y efectivamente aplicable.
¿Cómo se determina la equivalencia ambiental?
Es un poco complicado pero la lógica es intentar tener cierto número de atributos que se van a convertir en un puntaje. Y vamos a hacer las equivalencias a través de los puntajes. Por ejemplo: hay un lugar que tiene un puntaje de calidad en una escala de 0 a 10, digamos de 8. Viene un proyecto y ese 8 se trasforma en 0. Entonces, la idea es ver con qué actividades conseguimos recuperar los 8 puntos que hemos perdido.
Se va a desarrollar métricas para que se pueda hacer esa comparación, que no es tan simple (como en el ejemplo). Se debe elegir qué elementos permiten caracterizar la buena salud del ecosistema. Esto tiene que ser válido para todo el Perú. Y ahí vienen las complicaciones porque el Perú es muy diverso y se debe tener un patrón más o menos razonable que permita que todos tengan la misma lógica, aunque dependiendo de un espacio algunos pesos o atributos puedan ser diferentes.
¿Cómo se elige el espacio equivalente para realizar la recuperación?
La idea es que la misma empresa encuentre el lugar para poder hacerlo, que identifique que va a tener un impacto inevitable producto de la huella del proyecto y que tendrá que buscar un espacio donde pueda ser la recuperación de lo que se perdió ahí. Lo más probable es que la empresa busque un lugar que se parece porque ahí va a ser más fácil hacer esa recuperación, pero en todo caso la decisión es de la empresa.
¿En la región qué países vienen aplicando la compensación ambiental?
En América Latina básicamente tenemos a Colombia, Brasil y ahora Chile, que acaba de sacar sus lineamientos de compensación ambiental. Los brasileños tienen un sistema un poco diferente donde la idea es que los proyectos dejen una cantidad de dinero que se le da a la Autoridad de Parques Nacionales de Brasil, que hace una distribución para conservar estos parques. El caso de Colombia se parece un poco más al nuestro: tienen un marco metodológico mucho más desarrollado, han avanzado un poco más y ahí sí existe la posibilidad de que eventualmente se pueda hacer compensaciones en ecosistemas diferentes al que se ha intervenido. Tienen una escala para hacer esta calificación.
Uno de los conceptos de la compensación ambiental es que no se trata de una retribución por dinero
Exactamente. No es una retribución por dinero. Porque finalmente al Estado no le interesa el dinero, le interesa mantener el patrimonio natural y quiere que quien realiza una actividad que está generando ingresos y ha dañado una parte de la naturaleza, la recupere. No estamos interesados en generar impuestos.
¿Cómo toma el Ministerio del Ambiente la compensación ambiental y que desafíos tienen en un corto y mediano plazo?
Para el MINAM este es un proyecto de suma importancia porque marca una línea en la concepción de promover inversiones sostenibles y demostrar que es posible tener producciones compatibles con la naturaleza. El crecimiento económico es clave e indispensable para el Perú, pero también creemos que solamente va a ser sostenible en el tiempo si se mantiene la naturaleza que da los elementos para que se pueda seguir produciendo. Es una tarea de alta prioridad y que nos da muchos desafíos porque implica que tengamos un mejor conocimiento del espacio, del ecosistema, que podamos hacer una mejor interrelación entre la actividad económica y el contexto en el cual se desarrolla.
Resulta saludable que haya empresas que voluntariamente estén apostado por esto
Creo que es importante para aquel que hace políticas y busca promover los buenos comportamientos que haya empresas que lo hacen de forma voluntaria. Deberíamos poner de manifiesto esos buenos comportamientos y decirle a otros que pueden seguir teniendo ingresos y generando utilidades pero con un comportamiento compatible con la naturaleza. El hecho de que haya empresas en este camino nos ayuda.
Para más información puede ver el siguiente video realizado por la SPDA y WCS:
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