Océano en riesgo: informe de Unesco llama a la acción conjunta para proteger los mares frente al cambio climático

 

Foto: National Geographic

  • El Reporte de Estado de los Océanos señala que el aumento de la temperatura de la superficie del océano ha sido muy rápido y tiene tendencia a acelerar. 

 

El 29 de mayo, el anterior presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, inauguró Nuevo Cartí, un barrio creado para la comunidad indígena de Cartí Sugdupu, cuya isla, lentamente, se hace inhabitable debido al incremento del nivel del mar. Este evento es uno de los muchos que demuestran el estado del océano tras 40 años de presión. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) ha publicado el Informe del Estado del Océano 2024 (IEO). El documento describe la situación actual del océano y brinda propuestas para lograr que estos espacios sean los que necesitamos en el presente y futuro. La evaluación se hizo desde diversos aspectos como físicos, químicos, biológicos, socioeconómicos y de gobernanza marina. 

Preocupación por la contaminación en el océano 

El primer problema que enfrentan los océanos es la presencia de elementos ácidos, como nitrógeno y fósforo. Al acidificarse el océano, la vida de muchas especies se complica. Según el informe, es urgente desarrollar perspectivas para examinar la interacción de estos contaminantes para poder implementar principios ecológicos en el manejo y restauración de ambientes marinos y costeros. 

A estos contaminantes, se suma un problema que ha escalado rápidamente: la contaminación plástica. “Desde 1990, la cantidad de plásticos en el océano ha aumentado significativamente y tiene una tendencia a aumentar a un ritmo cada vez peor”, señala Unesco en el informe. Este año, se espera que con la última sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (CIN), de la ONU, contar con la redacción de un documento jurídicamente vinculante sobre la contaminación de plásticos. 

El océano cubre el 70 % de la superficie terrestre y trabaja como un sumidero de carbono, pues absorbe el 30 % del dióxido de carbono que producen los animales, incluidos los humanos, y contiene 40 veces más carbono que la atmósfera. Por ello, son considerados los pulmones del planeta. Sin embargo, debido a causas antropogénicas, como el aumento de la población, el “estrés” sobre los océanos ha incrementado y se espera que este aumente su acidez en más de 100 % para fines de este siglo. 

El calentamiento de los océanos 

La absorción de dióxido de carbono que realiza el océano sucede gracias al fitoplancton, que libera 270 mil millones de toneladas de oxígeno a la atmósfera cada año. Cuando el fitoplancton realiza fotosíntesis, absorbe la luz solar, lo que ayuda a regular los impactos los impactos del calentamiento global. A pesar de ello, el informe de Unesco señala que los océanos también están calentándose. 

Uno de los efectos más dramáticos del calentamiento del océano es el incremento de las consecuencias de desastres naturales producto de los fenómenos atmosféricos, como lo sucedido en Chile y Brasil este año, que han generado grandes pérdidas económicas. 

Otra consecuencia importante es el derretimiento de masas de hielo, principalmente en Groenlandia, el oeste antártico, que ocasionan incremento en el nivel del mar, que ya ha provocado desplazamientos. Por ello, la entidad señala que es crucial apuntar hacia “un océano seguro donde la vida y sus sustentos estén protegidos de amenazas relacionadas al océano”. 

El calentamiento de los océanos sucede desde la superficie marina hacia el fondo, llegando a profundidades de 2 mil metros. Cada año, el océano se calienta más y a mayor velocidad. Esto ha producido alteraciones en las corrientes oceánicas, afectado en los ecosistemas marinos y, con ello, cambios en comportamientos de especies silvestres. 

Según el informe, 70 % de las especies marinas buscan ahora refugio en las áreas marinas protegidas. “Estos puntos clave de biodiversidad marina son cruciales tanto para la seguridad alimentaria como para la salud general de los océanos ahora y en el futuro”, señala el documento. 

Las especies buscan refugio en áreas naturales protegidas. En Perú, las grandes colonias de lobos marinos se encuentran en áreas protegidas como Illescas, Paracas y San Fernando. Foto: Andre Baertschi.

Presión sobre la seguridad alimentaria  

En los próximos 25 años, el mundo aumentará la población en 2 billones de habitantes, lo cual incrementará la presión en las fuentes de alimento continentales y marinas. A nivel mundial aportan a la seguridad alimentaria con 182 millones de toneladas de animales y 36 millones de toneladas de algas que se destinan para consumo humano directo y para procesamiento.  

Sin necesidad de ir muy lejos, en la costa peruana, solo en abril de 2024 se descargaron 92.3 mil toneladas métricas de recursos marinos destinados para consumo humano directo, según el Ministerio de la Producción (Produce).   

Para la Unesco, “es necesario un mayor entendimiento del papel de los alimentos provenientes del mar […] para abordar desafíos de nutrición, sociales y del sistema alimentario”. Con ello, se entendería mejor la importancia de reducir los niveles de acidez, pues esta afecta a la supervivencia de la vida marina y perturba la cadena alimentaria.  

La pesca artesanal contribuye a la seguridad alimentaria, pues su captura se destina al consumo humano directo. Foto: Andina

Más y mejor información científica sobre el océano  

Además, el documento destaca que se necesitan mejoras en el acceso y gestión de la información sobre el océano. Este problema está ligado a una brecha científica: “Han pasado cuatro décadas de estudios del océano alrededor del globo, sin embargo, hay disparidad entre las capacidades de los centros de investigación de los hemisferios”. El hemisferio sur se ubica detrás del hemisferio norte en información científica respecto a los océanos.   

Para Unesco, las acciones que se tomen frente a las amenazas a las que se enfrenta el océano deben estar basadas en decisiones a nivel global. Para ello, es necesario un acceso equitativo a información y a los recursos tecnológicos. “Si bien se acumulan 120 mil observaciones oceánicas diarias, existen brechas temporales y espaciales que deben cerradas, así como una ausencia de información necesaria para definir la calidad e idoneidad de la información”. 

Estas brechas llevan a que 10 % de la información obtenida no se utilice. A esta falta de información, se le suma el hecho de que el 75 % del océano permanece inexplorado por los seres humanos. En ese escenario, se hace necesario incluir los conocimientos de las comunidades indígenas, la pesca ancestral y la pesca artesanal en el esquema de conocimientos sobre el océano. 

“Partes no académicas se están involucrando cada vez más en el estudio y observación del océano […] sus conocimientos en el mantenimiento del intrincado balance entre naturaleza y humanidad se mantiene como un importante recurso para al que los investigadores pueden recurrir”, señala el Informe de Estado de Océanos.  

La gestión y acceso a la información científica sobre el océano, con la participación de comunidades indígenas y artesanales se hace necesaria para tomar decisiones y medidas para reducir la contaminación plástica, mitigar el cambio climático y proteger los ecosistemas marinos para lograr “el océano que necesitamos para el futuro que queremos”. 



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