Escribe Alfredo Gálvez / Programa de Conservación de la SPDA (@alfredogalvezb)
Recientes investigaciones[1][2] han determinado que el tiburón ballena (Rhincodon typus) migra desde las Islas Galápagos en Ecuador -realizando un viaje de aproximadamente 1600 kilómetros- hacia la costa norte de nuestro país, para alimentarse en aguas más frías y con mayor riqueza de nutrientes. Sin embargo, los registros de migración y las marcas de satélite de esta especie muestran algo alarmante: este gigante marino “desaparece” en nuestras costas sin registrar su retorno a Galápagos.
Estos estudios realizados por el Proyecto de Conservación del Tiburón Ballena en Galápagos (Leer documento en inglés), han obtenido sorpresivos resultados. En las rutas de migración de esta especie hacia la costa norte del Perú, por extrañas condiciones y estando a 200 kilómetros de la línea de costa, la señal que emiten los sistemas de rastreo colocados en el animal desaparece del mapa.
Una de las razones que estaría generando la desaparición del tiburón ballena en aguas nacionales, sería la comercialización de sus aletas, una actividad que se viene realizando desde ya hace muchos años y que pasa desapercibida, por no decir totalmente desatendida, por el Gobierno Peruano y sus autoridades.
Esta especie es mundialmente conocida, ya que es el pez existente más grande del mundo (llega a medir 15 metros de longitud y pesar 20 toneladas) y constituye una de los tiburones más cotizados en el mercado internacional de aletas de tiburón, pues este sirve de insumo para la fabricación de tradicionales sopas, medicinas no tradicionales y de productos cosméticos “caros y exclusivos” que son consumidos en países asiáticos como China. Por este motivo se encuentra catalogada como una especie vulnerable con muy altas probabilidades de extinguirse[3].
DEPREDACIÓN EN NUESTRO MAR
En los últimos años, el Perú ha sufrido la depredación de las especies marinas mar por parte de grandes flotas extranjeras, entre ellas la flota china, que entre las especies que pescan se encuentra el tiburón ballena por el alto costo que tiene su aleta en el mercado internacional. Por lo tanto, para muchos no es extraño que esta especie desaparezca en la costa norte del Perú y no emprenda su regreso a la Reserva Marina de Galápagos. Tampoco es extraño tener noticias de la nave “Damanzaihao” o antiguamente llamada “Lafayette”, conocida mundialmente como “el sicario de los mares” por sus actividades de pesca ilegal, la cual ha sido acogida en el Perú y hoy ondea una bandera peruana en su cubierta debido a un supuesto permiso otorgado por el Ministerio de la Producción (Produce).
En el ámbito legal, donde existen sanciones de carácter administrativo contempladas por el Reglamento de Inspecciones y Sanciones Pesqueras y Acuícolas[4], se establece que “capturar peces para la utilización de gónadas, mutilar sus aletas u otras partes de su organismo, impidiendo su óptimo aprovechamiento”, tiene una multa de 0.2 por la capacidad de bodega de la embarcación pesquera en Unidades Impositivas Tributarios (UIT). Sin embargo, hasta la fecha el Perú no cuenta con un marco normativo que penalice la caza de ballena y la comercialización de aletas de tiburón, y ello debe ser prioridad en la agenda del Gobierno Peruano en lo que respecta a conservación marina.
Lo que está sucediendo con la caza de tiburones ballenas en la costa norte del Perú es realmente preocupante, y no solo es producto de la inacción del Estado por penalizar esta actividad, sino también por la falta de supervisión, fiscalización y control en el mar, así como del establecimiento de áreas marinas protegidas que tengan como objetivo la conservación de esta y muchas otras especies en peligro de extinción.
¿Qué podemos hacer como Estado?
- Establecer áreas marinas protegidas, priorizando la Zona Reservada del Pacífico Tropical en la costa norte del Perú (Tumbes y Piura), por ser parte de un corredor marino o vía de migración entre Perú y Ecuador, para especies como el tiburón ballena.
- Establecer normas que penalicen esta actividad, procurando que se sancione fuertemente a quienes incurran en estos actos.
- Procurar la reducción de la demanda de las partes y productos derivados del tiburón ballena.
- Promover la suscripción de acuerdos entre el Estado Peruano y otros Estados que prohíban la caza de tiburones ballena y el comercio (importación o exportación) de las partes y derivados de esta especie.
- Promover el turismo sostenible en la zona donde habita.
- Promover la educación ambiental dirigida a la población local, organizaciones pesqueras y empresas que operan en la zona, bajo un enfoque de conservación de la especie.
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