- “Shipibo-konibo. Retratos de mi sangre”, de David Díaz Gonzáles, fue nominado al Premio Luces en la categoría “Mejor exposición de fotografía o video”.
- Conoce más sobre el artista amazónico en la siguiente entrevista.
Entre octubre y noviembre de 2022, el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores presentó “Shipibo-konibo. Retratos de mi sangre”, una exposición fotográfica de David Díaz Gonzáles, artista visual de la comunidad nativa Nuevo Saposoa de Ucayali.
Para lucir su obra en este escenario, David Díaz había ganado antes el Primer Premio del Concurso Maravillarte en la categoría de Fotografía. Este certamen fue organizado por la Asociación de Fomento y Apoyo al Arte Peruano (AFAP).
“Retratos desde mi sangre” presenta la intimidad de la vida cotidiana en la comunidad ancestral amazónica. Como señala el mismo artista, el objetivo era dar a conocer al mundo la existencia de su pueblo que “a pesar de haber pasado muchas necesidades y conflictos aún se mantiene fuerte, inquebrantable, con ganas de seguir prevaleciendo”.
En las fotografías de la exposición se pueden apreciar, por ejemplo, los procesos para el hilado y tejido tradicional, la pintura kené, la vestimenta típica del lugar, la curación a través de los íkaros, entre otros.
Debido a su tratamiento y profesionalismo, estas fotografías ya se han convertido en un documento histórico, y no solo para la comunidad nativa Nuevo Saposoa, sino para el pueblo indígena shipibo-konibo y para la cultura amazónica en general.
Por su importancia nacional, la obra de David Díaz fue nominado además al Premio Luces 2022, en la categoría “Mejor exposición de fotografía o video”. Este certamen es organizado cada año por el diario El Comercio. [Vota por el artista aquí, hasta el 26 de febrero]
Actualidad Ambiental conversó con el artista amazónico para conocer un poco más sobre su vida y obra, además de sus inicios en la fotografía y sus planes a futuro.
¿Cómo recibes esta nominación al Premio Luces?
Lo recibo de buena manera, ayuda y conforta saber que tu trabajo es reconocible y que se están haciendo bien las cosas. Sin embargo, los trabajos que he realizado, en este caso mi proyecto, han sido de manera voluntaria. Quiero decir, ha nacido porque quería hacer algo nuevo, quería cambiar las cosas. En ese sentido, seguiré trabajando en futuros proyectos sin la necesidad de esperar algo a cambio. Las cosas se darán de acuerdo a su curso.
No estoy dispuesto en aceptar esta vida tal como se nos fue dada, lo digo en general. Hay mucha corrupción en esta vida, mucha mentira, mucho odio, creo que lo poco que podemos hacer es mejorar el lugar en donde estamos, pero es necesario mejorar como personas primero, y yo me encuentro en esa lucha constante de tratar de mejorar las cosas, siempre.
¿Cómo te inclinaste por la fotografía? ¿Qué te motivó a ser fotógrafo?
Cuando tenía 23 años, yo ya había trabajado con un amigo en un proyecto audiovisual, obviamente detrás de cámaras, como asistente. Ver todo el trabajo detrás, en la realización de un proyecto, me emocionó mucho. Me pareció increíble cómo es que podemos tener una idea en la cabeza y escribir una historia, luego recrearla frente a cámaras. En el papel, nosotros nos convertimos en creadores de la vida de los personajes, deshacemos cuando creemos que está mal y podemos remediarlo y entonces continuar, para finalmente tener la historia en una pantalla.
Me vuelco a la fotografía luego de pensar seriamente en que era a lo que me iba a dedicar para poder continuar con mi objetivo: difundir mi pueblo shipibo. Tenía por un lado hacer cine y tenía por el otro lado dedicarme netamente a la fotografía y continuar con ello. Decido por uno por que sentía que era mejor dedicarle todo mi tiempo y mis energías en un solo trabajo. Yo no soy como otras personas que pueden hacer muchas cosas a la vez, lamentablemente solo puedo enfocarme en uno solo y dedicarme con toda mi pasión y mis fuerzas a ello.
Tener una cámara en mano, caminar, recorrer todas las calles, ver dentro de tu casa, en tu cuarto, y en todos esos escenarios alzar la cámara y ver a través del visor para luego apretar el obturador. Creo que es todo ello, sublime. Una parte de la vida se detiene, segundos de la vida que puedes capturar y documentar para finalmente verla y que quedara para el resto de la vida. Eso me gusta mucho.
¿Por qué apostaste por “Retratos de mi sangre”?
Porque, cuando inicié en la fotografía, mi objetivo era mostrar y dar a conocer al mundo entero sobre la existencia de un pueblo indígena de la selva amazónica del Perú, que a pesar de haber pasado muchas necesidades y conflictos aún se mantiene fuerte, inquebrantable, con ganas de seguir prevaleciendo, firmes, pese a los diferentes cambios que ha tenido para la adaptación del entorno, propio de las culturas.
Y el lenguaje fotográfico me permitió elaborar este proyecto, hablar de quienes nos han dejado los pilares de nuestra identidad y de los sabios que aún se encuentran entre nosotros. En fin, rendir un homenaje a los ancestros.
Pero este proyecto también habla sobre mí, sobre lo que pienso y cuan orgulloso estoy de pertenecer a una cultura milenaria, llena de un pasado que es necesario seguir difundiéndola y conservándola, también con intención de decir a mis hermanos que estas fotografías eran y son para nosotros, para nuestros hijos, nietos, primos, hermanos, para los que vendrán después de nosotros. Para la memoria del pueblo shipibo-konibo.
Además de la fotografía, ¿qué crees que está faltando para seguir conservando la cultura del pueblo shipibo-konibo?
Creo que es necesario más apoyo del Estado en el sector educación y en el arte, algo que está muy centralizado. Pero parte de ello también sería que los líderes de las comunidades puedan generar más proyectos. Creo que debemos ambicionar a crear cosas grandes, pero para ello es necesario el apoyo y financiamiento del Estado.
No es la primera vez que ganas un premio. Con este nuevo reconocimiento, ¿qué planes has trazado en tu vida?
Tengo muchos proyectos en mente que quisiera realizar, algunos ya se están encaminando, pero todo a su tiempo. Creo que toda mi vida será abocada a la difusión de la nación shipibo, ver todas formas posibles para hacerlo, otras alternativas incluso de impresión de fotografía, como la clorotipia o la cianotipia, también la recopilación y la restauración de archivos fotográficos, la digitalización de las mismas para poder crear un banco de imágenes del pueblo shipibo y que esta información esté al alcance de todos. En fin, mis proyectos o trabajo será una lucha contra el tiempo, hasta que me encuentre en esta vida, será el de construir y preservar la memoria de mi pueblo a través de las imágenes.
¿Cómo alternas tu vida de fotógrafo con el diseño gráfico?
Realmente, pese a ver estudiado diseño gráfico, no me he avocado o centrado totalmente en ello. Sin embargo, lo aplico a mi carrera profesional como fotógrafo. Es decir, utilizo las técnicas para mejorar el lenguaje fotográfico, aunque debo admitir que últimamente he estado realizando algunos trabajos y he vuelto a indagar sobre el branding, el biefring o la creación de la identidad de marca aunque no es que sepa mucho, pero sí deseo especializarme también en ello para poder trabajar en otros proyectos.
¿Qué significa la fotografía para ti?
La fotografía, para mí, significa la felicidad. Es la fotografía la que más satisfacciones me ha dado en toda mi vida, a mí y a mi familia.
Comments are closed here.